sábado, 22 de diciembre de 2007

BALI PRONOSTICO RESERVADO

El paisaje de Bali es escenario de la mayor reunión planetaria sobre el cambio climático.
Crédito: Imagen de dominio público, tomada de Wikipedia

Reportajes
Bali con pronóstico reservado
Por Eric Lemus * - IPS/IFEJ

No se debe esperar humo blanco de la conferencia climática de Bali, sino una agenda de negociaciones y un umbral medible de compromisos contra el recalentamiento, advierten expertos.

NUSA DUA, Indonesia, dic (Tierramérica).- La multitudinaria conferencia de las Naciones Unidas sobre cambio climático que se celebra desde el 3 de este mes en la paradisíaca isla indonesia de Bali ha oscilado entre el optimismo y el hermetismo.

La cita es el termómetro sobre el éxito o el fracaso de un tratado estratégico contra el calentamiento de la Tierra, que debería emerger en dos años. Pero el pronóstico es reservado.

Los cuatro asuntos en torno a los que giran las conversaciones son la mitigación del calentamiento global, la adaptación al cambio climático ocasionado por el aumento de la temperatura, la transferencia de tecnología de los países ricos a los pobres, y los incentivos para la lucha contra la deforestación.

Pero otros problemas, que no figuran en la agenda principal, están latentes en este encuentro y ya los sufren en carne propia muchos habitantes del planeta. Existen 25 millones de "refugiados climáticos" en el mundo que no son reconocidos por el derecho internacional porque éste sólo protege a quienes huyen de guerras o persecución política, religiosa o étnica, dijo para este artículo la diputada del Partido de los Verdes del parlamento sueco, Bodil Ceballos.

"Al haber negado que el cambio climático existe durante mucho tiempo, el mundo tampoco ha querido ver las consecuencias. En Suecia se está hablado de que eventualmente tendremos refugiados climáticos de los países mediterráneos europeos si no se frena pronto el uso de combustible fósil", agregó.

El paso del ciclón Sidr, que azotó Bangladesh el 15 de noviembre, dejó más de cuatro mil muertos y más de siete millones de damnificados, muchos de los cuales no pueden volver a sus hogares y están pasando hambre.

Un destino que podrían experimentar los habitantes de muchos lugares, como las islas y las costas bajas, muy susceptibles a la elevación del nivel del mar.

Bali es una de las 17 mil islas que componen el archipiélago más grande del planeta, y un destino turístico atractivo por su impresionante cadena de volcanes y la originalidad de su cultura.

Pero Indonesia, el cuarto país más poblado del mundo, con más de 220 millones de habitantes, está expuesta a grandes peligros.

La elevación del nivel del mar, de unos dos milímetros por año, se acelerará a cinco milímetros anuales en este siglo. Un cambio de esa magnitud representará pérdidas significativas para los 80 mil kilómetros de costas indonesias así como para sus arrecifes de coral, pesquerías y manglares, afirma un estudio publicado el 4 de este mes por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).

Además, 60 por ciento de la población de Indonesia vive en zonas costeras y en ciudades en tierras ribereñas bajas, como Yakarta y Surabaya.

Las bellezas de Bali ayudan a reforzar la nota optimista que aportó el nuevo gobierno de Australia al ratificar el Protocolo de Kyoto, dejando solo a Estados Unidos en su rechazo al único tratado internacional que obliga a reducir los gases que recalientan la atmósfera.

El gobierno de George W. Bush quedó más aislado cuando un comité del Senado votó a favor de un proyecto para establecer límites obligatorios a los gases invernadero.

Miles de delegados gubernamentales de más de 180 países, expertos y activistas están presentes en la XIII sesión de la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y en la tercera reunión de las partes del Protocolo de Kyoto.

Pero las negociaciones gubernamentales se llevan a cabo a puertas cerradas con el fin de establecer una agenda que culmine en 2009 con un tratado obligatorio de reducción de gases invernadero más allá de 2012, cuando expire el Protocolo firmado en 1997 en la ciudad japonesa de Kyoto, vigente desde 2005.

Kyoto demoró muchos años en ser obligatorio. Mientras, los efectos del calentamiento empezaron a desbordarse. Por eso es determinante que en esta cita se avance hacia un nuevo marco que regule la emisión de dióxido de carbono, el principal gas invernadero, indicó Mike Shanahan, del Instituto Internacional de Desarrollo y Medio Ambiente, en un informe suministrado a la prensa en Bali.

Las naciones industriales partes de Kyoto están obligadas a abatir sus gases invernadero a volúmenes cinco por ciento inferiores a los de 1990, antes de 2012. La discusión se encamina ahora en dos rumbos: cómo conseguir un acuerdo que incluya a Estados Unidos, responsable de más de 20 por ciento de la contaminación climática, y qué tipo de obligaciones deberían asumir países en desarrollo como China, India o Brasil, convertidos en potencias económicas emergentes.

Si bien nadie se irá de Bali con un compromiso firmado para las próximas décadas, muchos ojos están puestos en la "hoja de ruta" que emerja de las discusiones del Grupo de Trabajo Ad Hoc del Protocolo de Kyoto, encargado, entre otros asuntos, de establecer un rango de reducciones de gases que deberán adoptar las naciones ricas.

Organizaciones como WWF esperan que el Grupo de Trabajo confirme una decisión informal adoptada este año en Viena: los países industriales deberán llegar a 2020 con reducciones de emisiones de entre 25 y 40 por ciento respecto de los volúmenes de 1990.

Ese sería el umbral mínimo para evitar que la temperatura se eleve más de dos grados en este siglo y desate consecuencias naturales catastróficas, ha advertido el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés).

Este fue el año del clima. El premio Nobel de la Paz fue concedido al IPCC, cuyos últimos informes establecieron más allá de dudas que las actividades económicas humanas juegan un papel crucial en el cambio climático ya desatado.

La "hoja de ruta de Bali" será el eje del trabajo de la conferencia de las partes de la Convención, que sesionará en dos años en Copenhague, Dinamarca.

Yvo de Boer, director ejecutivo de la Secretaría de la Convención sobre el Cambio Climático, urgió a los participantes a actuar con responsabilidad.

"Estamos en una senda catastrófica, y la comunidad científica ha lanzado a los políticos un mensaje claro: que el cambio climático se puede frenar y que actuando ahora se podrán evitar muchos de los impactos catastróficos del calentamiento", afirmó.

* Este artículo es parte de una serie sobre desarrollo sustentable producida en conjunto por IPS (Inter Press Service) e IFEJ (siglas en inglés de Federación Internacional de Periodistas Ambientales).

Saludos
Rodrigo González Fernández
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
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