viernes, 19 de agosto de 2011

Nuevos satélites lucharán contra los 'fantasmas' de la contaminación


Nuevos satélites lucharán contra los 'fantasmas' de la contaminación

Un equipo de científicos de la Universidad de Leicester construye nuevos sensores satelitales para monitorear la contaminación de la Tierra

Por Monita Rajpal
Viernes, 19 de agosto de 2011 a las 09:15
Científicos desarrollan mejores satélites para medir la contaminación en la tierra (Cortesía ESA).
Científicos desarrollan mejores satélites para medir la contaminación en la tierra (Cortesía ESA).
Lo más importante
  • Los científicos dicen que necesitan equipos satelitales más adecuados para monitorear los niveles de contaminación
  • Equipos de la Universidad de Leicester se involucran en un proyecto que durará unos 15 años para construir los nuevos sensores orbitales

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(CNN) — Lo llaman luchar contra fantasmas: es la increíblemente difícil tarea de usar satélites para rastrear los contaminantes invisibles para determinar la calidad y salud del aire en las grandes ciudades.

Pero mientras las preocupaciones por el calentamiento global aumentan, los científicos dicen que la tecnología espacial actual ya alcanzó su límite en esta batalla; no se puede medir cómo se reducen las emisiones en los centros urbanos donde vive la mayoría de las personas.

Ahora, en un laboratorio ubicado en la región central de Inglaterra, se construye una nueva generación de sensores orbitales capaces de rastrear estos peligrosos químicos en las ciudades, una nueva herramienta para combatir la contaminación.

Roland Leigh, un científico de tecnología para el cambio climático de la Universidad de Leicester, dice que su equipo está a medio camino de un potencial proyecto de 15 años para lanzar el equipo de sensores satelitales del futuro.

Evenutalmente, esta pequeña nave espacial proveerá una dimensión adicional a los datos de la atmósfera del planeta que recopila Envisat, un satélite del tamaño de un camión lanzado en 2002 que monitorea a la Tierra mientras recorre la orbita dos veces diarias.

"A 800 kilómetros de distancia podremos realizar mapas de Londres o de cualquier ciudad importante, y podremos decir si la calidad del aire es buena o no", dice Leigh acerca de las creaciones de alta tecnología de su equipo.

Su proyecto utiliza un equipo tan sensible que necesita ensamblarse en una habitación superesterilizada que contiene 100,000 veces menos partículas atmosféricas que el aire promedio; tan solo un poco de polvo puede arruinar los delicados componentes ópticos.

El esfuerzo vale la pena, dice Paul Monks, un profesor de Química de la Atmósfera de la Universidad de Leicester. Estudiar la calidad del aire al nivel de la calle es esencial para transformar el cambio ambiental sin afectar el equilibrio de los ecosistemas del mundo.

"La calidad del aire también es parte del cambio climático", afirma. "Los contaminantes cambian la composición de la atmósfera y cambian a la atmosfera para reflejar la radiación hacia el espacio".

El factor clave, según Monks, debe ser entendido mientras el mundo busca reducir de manera segura las emisiones de carbono para prevenir el calentamiento global, al que algunos culpan de los desastres naturales y humanos.

Una caída drástica en la contaminación del aire en China, por ejemplo, podría empeorar este fenómeno en el corto plazo, pues los cooling aerosols (partículas de enfriamiento) —pequeñas partículas que bloquean la radiación del sol— se pierden en la atmósfera. Monks les llama "un camino agitado hacia la recuperación".

"Lo que intentamos hacer en este momento es volver a entender en qué nivel la reducción del cambio climático y de la calidad del aire producen un escenario de ganar-ganar", comenta.

Hasta el momento, Monks y sus colegas dependen de los datos que provienen de Envisat y de otras fuentes, los cuales son procesados a través de un instrumento llamado Sciamachy, un acrónimo tecnológico que en Grecia de la era antigua significaba "luchar contra sombras".

La analogía con las sombras —o fantasmas, como les llama Monk— es adecuado, ya que las partículas que se monitorean apenas son visibles. La Organización Mundial de la Salud las relaciona con la muerte prematura de dos millones de personas al año.

A pesar de lo oscuro que son los contaminantes como el dióxido de nitrógeno y el dióxido de carbono, Envisat puede rastrear estos componentes químicos en una gran escala, lo suficiente como para producir imágenes que ya impactaron a las políticas ambientales.

"No te puedes ocultar de los satélites", asegura Monks. "De alguna manera, son la policía espacial, los policías de la contaminación atmosférica".

El uso de esta información le permite recorrer un mapa digital del mundo, en donde se señalan las nubes de emisiones que provocan las ciudades como Londres, Estambul y París, y también por instalaciones tan grandes como las minas a cielo abierto de Sudáfrica.

Pero la siguiente tarea, dice, es monitorear los cambios de los niveles de contaminantes en la ciudad, para detectar cómo los centros urbanos del mundo —las mayores fuentes de emisiones —lo enfrentan.

Esto, dice Monks, estará fuera del alcance de la capacidad de la tecnología actual de los satélites, hasta que las creaciones de sus colegas de Leicester salgan.

"Por el momento, desde el espacio, podemos medir el dióxido de nitrógeno en todo un país o incluso en una zona, pero todavía no podemos llegar al nivel de ciudad. El reto en realidad es construir la siguiente generación de satélites que permitan medir hasta una escala de ciudad. Y aquí en Leicester, eso es lo que intentamos hacer".


Fuente
:

Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
Diplomado en "Gestión del Conocimiento" de la ONU
Diplomado en Gerencia en Administracion Publica ONU
Diplomado en Coaching Ejecutivo ONU( 
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Nuevos satélites lucharán contra los 'fantasmas' de la contaminación

Un equipo de científicos de la Universidad de Leicester construye nuevos sensores satelitales para monitorear la contaminación de la Tierra

Por Monita Rajpal
Viernes, 19 de agosto de 2011 a las 09:15
Científicos desarrollan mejores satélites para medir la contaminación en la tierra (Cortesía ESA).
Científicos desarrollan mejores satélites para medir la contaminación en la tierra (Cortesía ESA).
Lo más importante
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  • Equipos de la Universidad de Leicester se involucran en un proyecto que durará unos 15 años para construir los nuevos sensores orbitales

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Pero mientras las preocupaciones por el calentamiento global aumentan, los científicos dicen que la tecnología espacial actual ya alcanzó su límite en esta batalla; no se puede medir cómo se reducen las emisiones en los centros urbanos donde vive la mayoría de las personas.

Ahora, en un laboratorio ubicado en la región central de Inglaterra, se construye una nueva generación de sensores orbitales capaces de rastrear estos peligrosos químicos en las ciudades, una nueva herramienta para combatir la contaminación.

Roland Leigh, un científico de tecnología para el cambio climático de la Universidad de Leicester, dice que su equipo está a medio camino de un potencial proyecto de 15 años para lanzar el equipo de sensores satelitales del futuro.

Evenutalmente, esta pequeña nave espacial proveerá una dimensión adicional a los datos de la atmósfera del planeta que recopila Envisat, un satélite del tamaño de un camión lanzado en 2002 que monitorea a la Tierra mientras recorre la orbita dos veces diarias.

"A 800 kilómetros de distancia podremos realizar mapas de Londres o de cualquier ciudad importante, y podremos decir si la calidad del aire es buena o no", dice Leigh acerca de las creaciones de alta tecnología de su equipo.

Su proyecto utiliza un equipo tan sensible que necesita ensamblarse en una habitación superesterilizada que contiene 100,000 veces menos partículas atmosféricas que el aire promedio; tan solo un poco de polvo puede arruinar los delicados componentes ópticos.

El esfuerzo vale la pena, dice Paul Monks, un profesor de Química de la Atmósfera de la Universidad de Leicester. Estudiar la calidad del aire al nivel de la calle es esencial para transformar el cambio ambiental sin afectar el equilibrio de los ecosistemas del mundo.

"La calidad del aire también es parte del cambio climático", afirma. "Los contaminantes cambian la composición de la atmósfera y cambian a la atmosfera para reflejar la radiación hacia el espacio".

El factor clave, según Monks, debe ser entendido mientras el mundo busca reducir de manera segura las emisiones de carbono para prevenir el calentamiento global, al que algunos culpan de los desastres naturales y humanos.

Una caída drástica en la contaminación del aire en China, por ejemplo, podría empeorar este fenómeno en el corto plazo, pues los cooling aerosols (partículas de enfriamiento) —pequeñas partículas que bloquean la radiación del sol— se pierden en la atmósfera. Monks les llama "un camino agitado hacia la recuperación".

"Lo que intentamos hacer en este momento es volver a entender en qué nivel la reducción del cambio climático y de la calidad del aire producen un escenario de ganar-ganar", comenta.

Hasta el momento, Monks y sus colegas dependen de los datos que provienen de Envisat y de otras fuentes, los cuales son procesados a través de un instrumento llamado Sciamachy, un acrónimo tecnológico que en Grecia de la era antigua significaba "luchar contra sombras".

La analogía con las sombras —o fantasmas, como les llama Monk— es adecuado, ya que las partículas que se monitorean apenas son visibles. La Organización Mundial de la Salud las relaciona con la muerte prematura de dos millones de personas al año.

A pesar de lo oscuro que son los contaminantes como el dióxido de nitrógeno y el dióxido de carbono, Envisat puede rastrear estos componentes químicos en una gran escala, lo suficiente como para producir imágenes que ya impactaron a las políticas ambientales.

"No te puedes ocultar de los satélites", asegura Monks. "De alguna manera, son la policía espacial, los policías de la contaminación atmosférica".

El uso de esta información le permite recorrer un mapa digital del mundo, en donde se señalan las nubes de emisiones que provocan las ciudades como Londres, Estambul y París, y también por instalaciones tan grandes como las minas a cielo abierto de Sudáfrica.

Pero la siguiente tarea, dice, es monitorear los cambios de los niveles de contaminantes en la ciudad, para detectar cómo los centros urbanos del mundo —las mayores fuentes de emisiones —lo enfrentan.

Esto, dice Monks, estará fuera del alcance de la capacidad de la tecnología actual de los satélites, hasta que las creaciones de sus colegas de Leicester salgan.

"Por el momento, desde el espacio, podemos medir el dióxido de nitrógeno en todo un país o incluso en una zona, pero todavía no podemos llegar al nivel de ciudad. El reto en realidad es construir la siguiente generación de satélites que permitan medir hasta una escala de ciudad. Y aquí en Leicester, eso es lo que intentamos hacer".



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El futuro de la energía solar Argentina presenta condiciones muy favorables para la recolección y utilización de la energía solar.

El futuro de la energía solar

Argentina presenta condiciones muy favorables para la recolección y utilización de la energía solar.

Enviado por: ECOticias.com / Red / Agencias, 19/08/2011, 16:06 h | (53) veces leída

El desarrollo de las energías renovables sigue estando en el centro de los debates y ha tomado una nueva importancia en los últimos años, debido a dos razones: la toma de conciencia de los problemas de contaminación ambiental, sobre todo con el calentamiento global, y el cada vez más cercano agotamiento de las fuentes energéticas fósiles.

En este contexto mundial, las energías renovables se presentan en un contexto propicio y oportuno para la investigación, el desarrollo y la aplicabilidad. Entre las energías renovables disponibles se encuentran la solar, la eólica, la bioenergía, la geotermia y la undimotriz, entre otras.

En el marco del III Congreso Internacional sobre Cambio Climático y Desarrollo Sustentable, organizado por la UNLP, se hizo presente la investigadora Graciela Lesino, perteneciente al Inenco (Instituto de Investigación en Energía no Convencional) de Salta, y destacó las ventajas de la energía solar, entre otras, y contó dos líneas posibles de investigación: el desarrollo de parques con energía solar a través de células fotovoltaicas, lo que se traduce directamente en energía eléctrica, o la utilización de espejos que centran toda la energía calórica en colectores.

La situación de Latinoamérica, como la de Argentina, representa un momento de quiebre en el que, como economías en desarrollo, se enfrentan a una creciente demanda energética que responde a un incremento de las producciones industriales y a una mejora de la calidad de vida. Debido a esto, es necesario el desarrollo, la investigación y la inversión en estos campos, explicó Graciela Lesino.

La disponibilidad energética

Lesino destacó la ventaja comparativa que Argentina presenta tanto para la recolección de la energía eólica como para la solar, sobre todo esta última. Esto se basa en una medición realizada por un grupo dirigido por el Dr. Grossi Gallegos y en base a los datos obtenidos por una red solarimétrica con más de 40 estaciones de medida, que reveló que la Argentina dispone de altos niveles de radiación solar en las regiones andinas y subandinas desde Jujuy a Neuquén.

Generación eléctrica

Lesino explicó dos métodos de generación eléctrica: por vía térmica y por vía fotovoltaica. La primera consiste en la producción de vapor a alta temperatura para luego expandirlo en turbinas que generan electricidad en forma similar a los métodos convencionales. Para su recolección se utilizan espejos parabólicos, lineales o cilíndricos que concentran los rayos en colectores que pueden tener agua, sales o aceites densos. La generación fotovoltaica es quizás la más vistosa y la que ha recibido un mayor impulso en la última década. En estos soportes, la generación es directa y consiste en la utilización de propiedades eléctricas de materiales como el silicio, el cual puede recibir energía solar y transformarla directamente en electricidad.

Otros usos de la energía solar

La energía solar puede utilizarse para el acondicionamiento térmico de edificaciones. Estos edificios bioclimáticos combinan técnicas de aislamiento térmico, captación de energía solar con equipos pasivos como ventanas, invernaderos y colectores solares colocados en las paredes, sumado a la iluminación natural. En el mismo sentido, se utilizan colectores solares para calentar agua que es almacenada en tanques y para el secado de productos agrícolas.

Esto último es necesario porque en Argentina casi la mitad de la población no posee gas natural, que fuciona como el medio más habitual para calentar agua y calefaccionar viviendas.

La primera planta conectada a la red nacional

A mediados de año se puso en funcionamiento la primera planta solar fotovoltaica de Sudamérica que está conectada a la red del sistema eléctrico nacional, con un total de generación de 13,2 kW.

El proyecto fue denominado Plan Solar San Juan y la construcción de la planta solar fotovoltaica estuvo a cargo de la compañía española Comsa Emte, que recibió una inversión de 10 millones de dólares por parte de EPSE (Energía Provincial Sociedad del Estado). La planta se encuentra en Ullum, a 30 kilómetros de la capital provincial, y cuenta con casi cinco mil paneles solares que son capaces de abastecer de manera limpia a unos 1.500 hogares.

http://www.diariohoy.net/ - PNUMA


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