domingo, 21 de octubre de 2007

=?iso-8859-1?Q?[Posible SPAM]=20?= Los biocombustibles: ¿una nueva revolución para África?

Los biocombustibles: ¿una nueva revolución para África?

Trusha Reddy
Oozebap

Parece que África despierte de una pesadilla para poder empezar con otra. Tras la conquista multinacional, esponsorizada por el neocolonialismo, de nuestros recursos petroleros, llega una nueva oleada de empresas "verdes" a las fértiles tierras africanas. El presidente de Senegal, y promotor del biocombustible, Abdoulaye Wade, lo ha llamado "una nueva revolución en África". Pero desgraciadamente el daño será mucho mayor que sus beneficios. Las primeras opiniones en el movimiento global del biocombustible didujaban un escenario donde todos salían ganando. La razón ofrecida por los países ricos era que se dejaría de depender de las fuentes tradicionales de combustible si se invertía en la energía renovable proveniente de plantas. Así, según esta teoría, aseguraríamos que el carbón contenido en combustibles fósiles permaneciera a buen recaudo bajo tierra, reduciendo además el impacto del cambio climático.

A esto debía añadirse el hecho de que estos cultivos absorben y almacenan dióxido de carbono y, por consiguiente, ayudan al equilibrio de concentraciones de gas en la atmósfera. En los países del Sur, se prometió que el biocombustible aumentaría, además de los beneficios medioambientales, los económicos, al vender las cosechas a estos mercados verdes. Las evidencias actuales, sin embargo, han cambiado todas estas hipótesis. Mediante la conversión de tierras a gran escala para cultivos destinados a generar energía, el aumento del precio de los alimentos y la tergiversación de los informes científicos, las acciones gubernamentales son cada vez más engañosas.

Un estudio reciente publicado por la Africa Biodiversity Network reúne pruebas de que en Tanzania, Uganda, Zambia y Benín la puesta en marcha de proyectos caóticos puede conducir a un desastre ecológico y humanitario a gran escala. Timothy Byakola, por ejemplo, denuncia que existe un plan (que ya se ha puesto en marcha) para convertir un tercio de la mayor reserva natural de Uganda, la selva de Mabira, en terrero cultivable donde se plantará caña de azúcar para la producción de etanol. Según Byakola, el presidente ugandés Yoweri Museveni ha apoyado explícitamente este controvertido proyecto, ignorando la oposición de las comunidades afectadas. Las consecuencias de la deforestación de 7.100 hectáreas de una de fuente clave de agua para el río Nilo y el lago Victoria, y la repercusión en la población que reside en Mabira y que depende de los recursos de esta tierra, son enormes.

Protestas en Uganda contra los planes del gobierno.
El resto de países que se analiza en el informe presentan situaciones similares, donde grandes extensiones de tierra cultivable están siendo vendidas al mejor postor sin tener en cuenta las repercusiones, tanto para la población local como para la soberanía alimentaria. Además, ecologistas etíopes denuncia que existen planes para introducir la nueva planta "maravillosa", la jatropha, para usarla como biocombustible en las tierras fértiles. Además de una crítica cada vez más elevada sobre la utilización de plantas para combustible, este caso también es controvertido ya que la jatropha fue promovida precisamente porque es una planta que puede crecer en tierras secas y reducir el uso de tierra cultivable, tan necesitada por la población local.

El informe de la Africa Biodiversity Network también indica que existe una falta de compromiso en los países estudiados sobre el impacto potencial que tendrá en las comunidades rurales y en la seguridad alimenticia. En Sudáfrica, sin embargo, la estrategia preliminar para los biocombustibles ha topado con una variedad de opositores que temen que las comunidades rurales sean obligadas a ceder sus tierras a los productores industriales de aceite de colza, maíz y soja. El gobierno está actualmente revisando la estrategia. Como ocurre con el comercio de carbón, el asunto del biocombustible también conlleva cuestiones climáticas. En el 2004, el activista anticambio climático George Monbiot ya advertía de que la creciente demanda de biocombustibles desembocaría en una competición por los alimentos entre los coches y las personas. "La población irremediablemente tiene las de perder: los que pueden permitirse el lujo de tener un coche son, por definición, más ricos que los que se encuentran en peligro de morir de hambre". La razón por la que los gobiernos ricos están tan entusiasmados se debe a que no quieren preocupar a los conductores. Monbiot señala que los biocombustibles "aparentemente reducen la cantidad de carbón de nuestros coches, sin que sean necesarios nuevos impuestos. Es una ilusión apoyada por el hecho de que sólo las emisiones producidas en casa cuentan en nuestro total nacional". En Gran Bretaña, desde marzo del 2008, todas las gasolineras del país deberán asegurar que el 2,5% de la gasolina que vendan se deriva de las plantas. Si no se lleva a cabo la multa será de 15 libras por litro vendido. La cuota aumentará a un 5% en el 2010 y para el 2050 el gobierno espera que el 33% de la gasolina provenga de los cultivos. Los Estados Unidos tienen objetivos similares. En respuesta a esto, tanto Monbiot como la organización Friends of the Earth / Amigos de la Tierra hacen un llamamiento a los gobiernos a interrumpir su apoyo incondicional a los biocombustibles. En un comunicado de prensa reciente, esta organización argumenta que "debe dedicarse más atención a reducir la demanda energética y mejorar la eficacia de los vehículos, ya que eso costaría menos que subvencionar nuevos recursos inútiles como los biocombustibles". Desgraciadamente, esto resultará difícil de lograr con el ritmo de crecimiento del mercado actual.

Según la agencia estadounidense Clean Edge, el mercado global de los biocombustibles crecerá de los 20.500 millones de dólares en el 2006 a los 80.900 millones en el 2016. Informes recientes de la prensa sudafricana sugiere que los inversores en África ya han prometido millones de dólares para construir plantas de producción en el continente que producirán bioetanol y biodiesel de plantaciones como el azúcar, el maíz o la soja. Si en el Norte ya se empieza a hablar de la necesidad de imponer directrices que mitiguen los problemas que surgen de este tipo de combustible, el desafío para el continente africano es el de encontrar su propio camino para la sostenibilidad, en lugar de dejarse arrastrar por la actual ola de esquemas "verdes" perversamente concebidos.

*Trusha Reddy, trabaja en el Corruption and Governance Programme, del ISS, Cuidad del Cabo, Sudáfrica.


Africa Biodiversity Network: http://www.gaiafoundation.org/partners/african.php  
Saludos
Rodrigo González Fernández
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=?iso-8859-1?Q?[Posible SPAM]=20?= osé Gerardo Guarisma Álvarez // Vitalidad educativa y recalentamiento global

José Gerardo Guarisma Álvarez //
 
 Vitalidad educativa y recalentamiento global

A lo largo de la Historia, debemos destacar el importante rol que ha jugado la Educación como el gran proceso de formación del ser humano en la constitución de la Sociedad y de cómo de sus virtudes y defectos han partido los pro y los contra del comportamiento colectivo. Hemos advertido del gran reto ambiental que constituye el recalentamiento global y el compromiso educativo de poner en funcionamiento una educación reflexiva que nos ayude a comprender orgánicamente la necesidad de emprender cambios sustanciales en nuestros roles de consumidores de energía, ya que los despropósitos que la ignorancia en la materia nos ha proporcionado, ha conducido al derroche irresponsable del calor con el cual hemos minado los límites de la atmósfera para asimilarlo. Por ello debemos construir otro concepto, el de la energía educativa, llamada a regular el derroche de la primera, generando aciertos inteligentes en la conducción del Individuo y la Sociedad en lo referente al manejo de la energía.

Por eso, debemos llenar de energía educativa el plan de estudios de todos los niveles en todos los países del planeta, para llevar de la escuela al hogar, el plan masivo de racionalización energética que permita cumplir con las expectativas del Protocolo de Kioto y más allá de éste, iniciar el impostergable plan mundial para la disminución de la fiebre del planeta.

En la implementación de ese plan, creemos en la gradualidad en la disminución de uso de los combustibles fósiles, en el desarrollo de las tecnologías de las energías renovables, en la erradicación progresiva de la emisión de gases de efecto invernadero. Por ello es fundamental la formación en la civilización humana de una ética de la energía que permita  valorar el consumo de la misma y no considerar su aumento como un indicador de desarrollo como ha ocurrido hasta ahora, ya que esos falsos paradigmas hacen mas difícil la tarea de la disminución de la energía que se usa, muy superior a la energía necesaria para vivir. Ciertamente, se hace muy difícil llegar a un consenso práctico en torno a la racionalización energética, debido al patrón derroche de energía =  poder, que se ha establecido en la contemporaneidad y que resulta en un concepto primario tanto para las interpretaciones del capitalismo como para el socialismo, siendo entonces que ambas doctrinas, consolidadas en el siglo XIX antes de la evaluación mundial de los subproductos contaminantes de la revolución industrial, procuran la utilización desproporcionada de la energía como elemento de desarrollo y, por lo tanto, son visiones tanto inconvenientes como desactualizadas para afrontar con éxito el futuro de la Humanidad.

Por ello es que el mundo necesita una evolución social que parta de la comprensión ecológica y que propicie el desarrollo sustentable de todas las naciones de la Tierra en una visión de  equilibrio con la naturaleza, superando las viejas doctrinas de las confrontaciones seculares entre razas y entre clases, haciendo un verdadero y auténtico esfuerzo educativo por la valoración y el respeto a la diversidad de pensamiento, que nos permita expandir nuestra perspectiva y compromiso con el bienestar y con la vida.

No es la violencia la primera palabra y actitud que deben aprender los niños de la Tierra. Es precisamente la palabra y la actitud que deben borrar en la cartilla de su aprendizaje, para emprender el conocimiento y la vivencia de la Fraternidad, el tercer valor que nos enseña que la Libertad y la Igualdad no son en modo alguno absolutos, sino complementarios. Allí radicará el éxito y la propia posibilidad de un futuro para la Humanidad y la vida en el planeta.

Rector de la Universidad Bicentenaria de Aragua
josegerardoguarismaalvarez@gmail.com

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Rodrigo González Fernández
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Canadá admite fracaso en cumplimiento de Protocolo de Kioto

Canadá admite fracaso en cumplimiento de Protocolo de Kioto

Canadá no puede alcanzar los objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero contenidos en el Protocolo de Kioto, reveló el martes el gobierno canadiense.

"Las emisiones de Canadá no pueden alcanzar los niveles requeridos por el Protocolo de Kioto dentro del periodo de conformidad que se iniciará [...] dentro de 77 días", señaló el primer ministro canadiense, Stephen Harper, en un discurso leido por la gobernadora general, Michaelle Jean.

Sin embargo, el anuncio subrayó que Canadá intentará reducir sus emisiones en un 20 por ciento respecto a los niveles de 2006 antes de finales de 2020.

Asimismo, el gobierno se comprometió a trabajar por la aprobación de un acuerdo internacional que disminuya las emisiones globales a la mitad para 2050.

El Protocolo de Kioto obliga a Canadá a mantener las emisiones de gases de efecto invernadero un 6 por ciento por debajo de los niveles de 1990 entre principios de 2008 y finales de 2012.(Xinhua)
17/10/2007

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