El informe, publicado en la víspera del Foro Ambiental Mundial que se celebra en Bali (Indonesia) del 24 al 26 de febrero, analiza los compromisos de 60 países desarrollados y en vías de desarrollo. Precisamente hoy se ha alcanzado el centenar de países adheridos al Acuerdo de Copenhague para reducir emisiones de gases de efecto invernadero y hacer frente al cambio climático.
Así, según las estimaciones realizadas por nueve centros dependientes de la ONU, el estudio sugiere que las emisiones anuales de gases de efecto invernadero deben oscilar entre los 40 y los 48,3 Gigatones (gt) de CO2 en el año 2020 para evitar el aumento de la temperatura.
Los expertos que han participado en el informe también defienden que, en el periodo comprendido entre 2020 y 2050, las emisiones mundiales deberán reducirse entre un 48 y un 72 por ciento, es decir, que deberían disminuir un tres por ciento anual en ese periodo. De este modo, consideran que habrá "al menos una posibilidad" de evitar el incremento de temperatura.
Según el subsecretario de Naciones Unidas y director ejecutivo de la UNEP, Achim Steiner, "hay muchas suposiciones y cifras, pero este estudio proporciona realmente unos indicadores de la dirección hacia la que los países deben apuntar". En su opinión, "la economía también desempeña un papel clave en la reducción de emisiones a través de la promoción de energías eficientes". "Estas oportunidades de negocio ofrecen ventajas sociales y económicas en los ecosistemas terrestres y marítimos", añadió.
EJES DE ACTUACION
Para alcanzar estos objetivos, el estudio de la ONU apuesta por el Programa de Reducción de Emisiones de Carbono causadas por la Deforestación y la Degradación de los Bosques (REDD, por sus siglas en inglés) con el que se persigue apoyar la gestión sostenible de los bosques a nivel internacional. La ONU calcula que sería necesaria una inversión de entre 22.000 y 29.000 millones de dólares para reducir un 25 por ciento la deforestación mundial en el año 2015.
Además, se subraya la importancia de las energías renovables y se destaca el caso de la energía eólica, que aumentó un 25 por ciento anual en los últimos cinco años. Asimismo, se alerta sobre el abuso de ciertas sustancias químicas --que han provocado enfermedades en los seres humanos y contaminación en los ecosistemas--, con especial hincapié en el impacto del nitrógeno sobre el aire y el agua. Según los expertos, de continuar la tendencia actual, los niveles de nitrógeno podrían alcanzar los 220 millones de toneladas anuales en 2050.
Por otro lado, con motivo del Año Internacional de la Biodiversidad, que se celebra este 2010, el documento constata una mayor repercusión de la actividad humana sobre los ecosistemas, una circunstancia que se ha acelerado en los últimos 50 años.
Por último, el informe vincula el estado de los ecosistemas con los conflictos armados, ya que estos últimos contribuyen a la degradación ambiental del planeta a través del aumento de tormentas, inundaciones y sequías, fenómenos que cada vez son más frecuentes e intensos, concluye la ONU.
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