lunes, 19 de octubre de 2009

El arca de Noe de las plantas: la bóveda del fin del mundo.

El arca de Noe de las plantas: la bóveda del fin del mundo.

 

El archipiélago noruego de Svalbard, conocido por muchos como "la Perla del Ártico", es un lugar remoto y extraño situado entre los 74º y los 80º Norte. Longyearbyen, su capital, es el sitio habitado más próximo al Polo Norte geográfico.

En este archipiélago se ubica también una construcción que nos remite a las películas de ciencia ficción sobre el fin del mundo. Estoy hablando de la Bóveda Global de Semillas de Svalbard (en inglés, Svalbard Global Seed Vault y en noruego, Svalbard globale frøkvelv), que ya ha sido apodado como la "bóveda del fin del mundo".

Un silo que se construyó a 130 metros de profundidad en una montaña de piedra arenisca en la isla de Spitsbergen, cerca de Longyearbyen, a 1.000 kilómetros de Noruega y a otros 1.000 del Polo Norte. Las obras se iniciaron en marzo de 2007 y el silo se inauguró oficialmente el 26 de febrero de 2008.

Ciudades de bajo carbono

Ciudades de bajo carbono

  • Urbes de todo el planeta han asumido diversas medidas para reducir sus emisiones de CO2 y luchar contra el cambio climático

Londres, Copenhague, Adelaida, Phoenix o Vancouver se han propuesto disminuir sus emisiones de dióxido de carbono (CO2). Para ello, estas "ciudades de bajo carbono", cada vez más numerosas en todo el mundo, asumirán medidas de apoyo a las energías renovables, las tecnologías ecológicas o el urbanismo sostenible. Los expertos explican que estas iniciativas, además de luchar contra el cambio climático, aumentarán los puestos de trabajo "verdes" y reducirán la dependencia de unos combustibles fósiles que se agotan.

  • Autor: Por ALEX FERNÁNDEZ MUERZA
  • Fecha de publicación: 13 de octubre de 2009

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- Imagen: Stephen -

Reino Unido quiere dar ejemplo como país pionero en la lucha contra el cambio climático. Su Plan de Transición al Bajo Carbono pretende reducir hasta 2020 las emisiones de gases de efecto invernadero un 34% por debajo de los niveles de 1990. Las medidas son muy diversas y en algunos casos pioneras: aumento de los coches eléctricos y de la eficiencia en los vehículos de combustible, instalación de contadores inteligentes en los hogares, aislamiento térmico de las viviendas, construcción de edificios de energía cero, etc.

Reino Unido quiere reducir hasta 2020 sus emisiones de gases de efecto invernadero un 34% por debajo de los niveles de 1990

La capital británica encabeza esta apuesta y uno de sus objetivos es transformarse en una ciudad de bajo carbono. Sus responsables consistoriales instauraron el año pasado una Zona de Bajas Emisiones para dejar fuera del centro urbano a los vehículos más contaminantes. Otra medida reciente convertirá a diez distritos en "zonas de bajo carbono". El ayuntamiento londinense invertirá al menos 220.000 euros en cada zona para que asuman diversas medidas de eficiencia energética y de reducción de las emisiones de CO2. Se calcula que unos 13.000 hogares, 1.000 tiendas y negocios, 20 escuelas, un hospital y varios lugares de culto y centros comunitarios se beneficiarán de esta iniciativa.

El proyecto incluye ayudas para familias de ingresos bajos que instalen sistemas de aislamiento térmico o paneles solares. Varios programas educativos explicarán a los vecinos cómo reducir el consumo energético o cómo utilizar contadores inteligentes.

Londres no es la única metrópoli del mundo que aspira a reducir sus emisiones de CO2. La carrera por transformarse en una ciudad de bajo carbono tiene a varios contendientes bien situados. Copenhague, que en diciembre acogerá la Cumbre Mundial sobre el Clima, sucesora de Kyoto, ha anunciado su objetivo de convertirse en la primera capital del planeta con "cero emisiones" de CO2 en 2025. El aumento de la energía eólica o la generalización de los coches eléctricos y de hidrógeno son algunas de sus bazas. Pero puede que en su propio país haya quien se adelante. La pequeña ciudad portuaria de Frederikshavn (25.000 habitantes) quiere ser en 2015 la primera urbe basada en energías renovables al 100%.

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- Imagen: Martin P -

Suecia ha demostrado hace años su conciencia ecológica. Varias ciudades han asumido ambiciosos planes medioambientales, como Växjö. Esta localidad de 80.000 habitantes se ha propuesto, desde los años noventa, abandonar los combustibles fósiles para 2050. En la actualidad, gracias a la explotación de los bosques, el 57% de sus necesidades energéticas (84% de la calefacción y más de un tercio de la electricidad) proviene de fuentes renovables. La ciudad ha reducido sus emisiones de CO2 en un 25% en diez años.

En otros lugares del mundo no quieren quedarse a la zaga. La ciudad australiana de Adelaida aspira a lograr una "neutralidad de carbono" entre 2020 y 2025. La ciudad de Phoenix (Arizona) ha anunciado su intención de ser la primera villa estadounidense neutra de carbono. Sus responsables invertirán mil millones de dólares para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 70% en tres o cuatro años.

La ciudad canadiense de Vancouver y el estado norteamericano de California han llegado a un acuerdo de colaboración para desarrollar "zonas de desarrollo económico de bajo carbono". Sus responsables incentivarán el uso de tecnologías ecológicas para reducir las emisiones de CO2 y aumentar el número de trabajadores del sector "verde".

Copenhague ha anunciado su objetivo de convertirse en la primera capital del mundo con cero emisiones de CO2 en 2025

Varias ciudades mexicanas son candidatas para un estudio piloto denominado "Hacia Ciudades Competitivas Bajas en Carbono", que pretende mejorar el nivel de vida de sus ciudadanos. La población barcelonesa de Sant Cugat del Vallès estudia la posibilidad de crear la primera comunidad residencial de España con un balance de cero emisiones de CO2.

Asia también se quiere sumar a estas iniciativas. Japón anunció en 2007 su objetivo de reducir entre un 60% y un 80% las emisiones de CO2 para 2050 y convertirse en una "sociedad de bajo carbono". Para ello, impulsará diversas medidas que incluyen el apoyo a las tecnologías medioambientales, la asunción de un sistema de comercio de emisiones doméstico o impuestos de carbono. En China, varios responsables institucionales han reconocido su interés por gestionar de forma sostenible la gran velocidad de la urbanización en este país. La puesta en marcha de medidas de bajo carbono sería una de las iniciativas que se podrían llevar a cabo.

La construcción de nuevas ciudades con criterios futuristas y medioambientales es otro intento a largo plazo. Los responsables de Dongtan, en China, o Masdar, en Abu Dhabi (Emiratos Árabes Unidos) han asumido como prioridad la reducción de las emisiones de CO2. En Europa, los responsables de la Comisión seleccionarán a 30 urbes, dentro del Plan Estratégico de la Energía (SET), para lograr que en 2020 se conviertan en "ciudades inteligentes". Entre las medidas se contempla la creación de zonas de bajo carbono o la utilización de nuevas tecnologías ecológicas y energías renovables.

El tema de las ciudades de bajo carbono será objeto de debate en un Congreso internacional que se celebrará en Oporto (Portugal) durante este mes de octubre. Su responsable, la Asociación Internacional de Urbanistas (ISOCARP/AIU), señala la necesidad de una planificación urbanística que haga realidad este tipo de iniciativas.

Desafíos de las ciudades de bajo carbono

Algunos expertos reconocen las buenas intenciones de estas iniciativas, pero recuerdan que el concepto de "bajo carbono" es muy amplio. La neutralidad puede significar no eliminar todas las emisiones de CO2, sino compensarlas en un mercado de carbono. Por ello, recomiendan que los objetivos impuestos por estas ciudades se reflejen en inversiones y medidas ecológicas reales para los próximos años.

Según Daniel Lerch, autor del libro "Ciudades Post Carbono: Planeando la Incertidumbre sobre la Energía y el Clima", los retos del cambio climático y el fin de los combustibles fósiles sólo se podrán afrontar con medidas innovadoras, diferentes a las tomadas hasta ahora. Lerch recomienda transformar el sistema del transporte y el uso de la tierra, reducir el consumo de energía o emprender una estrategia de "relocalización" que devuelva el protagonismo a las comunidades locales.

 


Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en RSE de la ONU
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Energía termal oceánica

MUY IMPORTANTE PARA CHILE....

Energía termal oceánica

  • El calor de los océanos podría abastecer de energía a todo el mundo, producir agua dulce y alimentos o combatir el cambio climático

Utilizar el océano como un gigantesco colector de energía solar térmica es el objetivo del sistema denominado "Conversión de la Energía Termal del Océano" (OTEC). Sus defensores aseguran que podría cubrir las necesidades energéticas de todo el mundo y ofrecer otras aplicaciones. El calor oceánico podría utilizarse para sistemas de aire acondicionado, desarrollar granjas agrícolas y piscifactorías, producir agua dulce desalada, extraer minerales o luchar contra el cambio climático. A pesar de su potencial, las instalaciones de OTEC se mueven a nivel experimental o en fase de proyecto. Pero los costos crecientes de los combustibles fósiles y el interés por las energías ecológicas han revivido hoy en día su interés.

  • Autor: Por ALEX FERNÁNDEZ MUERZA
  • Fecha de publicación: 8 de octubre de 2009

Qué es y cómo funciona

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- Imagen: Wikimedia -

El sistema de OTEC pretende aprovechar el calor oceánico como una fuente energética ecológica. Sus defensores aseguran que es constante y permanente, a diferencia de otras energías renovables, como la eólica o la fotovoltaica. Pero no vale cualquier zona: estas instalaciones se basan en la diferencia de temperatura, de al menos 20 grados, entre la superficie y el fondo de los océanos. Estas condiciones se producen en las áreas costeras tropicales. La eficiencia de este sistema es muy baja: se estima entre un 1% y un 7% como máximo.

Con el 1% de la energía generada por la OTEC se cubriría entre 100 y 1.000 veces el consumo eléctrico actual mundial

A pesar de estas limitaciones, su potencial es enorme. Según estimaciones del Laboratorio Nacional de Energía Renovable (NREL) de EE.UU., en un día medio, 60 millones de kilómetros cuadrados de los mares tropicales absorben una cantidad de radiación solar equivalente en energía a unos 250 millones de barriles de petróleo. Si el 0,1% de esa energía solar almacenada podría convertirse en energía eléctrica, podría abastecerse en más de 20 veces el consumo total de electricidad de EE.UU.

La Ocean Energy Council, una organización sin ánimo de lucro para el aprovechamiento de la energía oceánica, calcula que con el 1% de la energía generada por la OTEC se cubriría entre 100 y 1.000 veces el consumo eléctrico actual mundial.

Diferentes tecnologías

Los expertos distinguen tres tipos de sistemas de OTEC:

  • Ciclo cerrado: el agua caliente de la superficie del mar es bombeada con un intercambiador de calor que vaporiza un fluido con un punto de ebullición bajo (amoníaco o freón). El vapor en expansión mueve un turbo-generador y origina electricidad. El agua fría del fondo del mar es bombeada a través de un segundo intercambiador de calor, que convierte de nuevo el vapor en líquido.
  • Ciclo abierto: el agua caliente se coloca en un recipiente de baja presión para que hierva. El vapor en expansión impulsa una turbina conectada a un generador eléctrico. El vapor de agua se condensa de nuevo en un líquido por la exposición a bajas temperaturas de las aguas profundas del océano. Este vapor es dulce, casi puro, ya que la sal ha quedado depositada en el recipiente.
  • Híbrido: combina las características de los dos sistemas anteriores. El agua caliente se introduce en una cámara de vacío para su evaporación, con un método similar al de ciclo abierto. El vapor de agua evapora un líquido de bajo punto de ebullición en un circuito de ciclo cerrado que mueve una turbina para producir electricidad.

Aprovechar el calor de las fumarolas

El calor de los océanos podría utilizarse de otras formas. El Sistema de Recuperación Hidrotermal Marshall es una iniciativa para aprovechar el calor de las fumarolas oceánicas. Las elevadas temperaturas de estos volcanes submarinos calentarían un fluido que sería conducido por una tubería a la superficie. La energía térmica contenida en el líquido sería extraída para generar electricidad.

El calor de los océanos podría abastecer de energía a todo el mundo, producir agua dulce y alimentos o combatir el cambio climático

Otras posibles aplicaciones del sistema

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- Imagen: ORPC -

Uno de los inconvenientes de estas instalaciones podría transformarse en una ventaja. La creación de plancton y la subida de agua fría podrían aprovecharse para refrigeración y para el desarrollo de granjas agrícolas y de acuicultura. La planta experimental de Hawai utiliza estos recursos en el aire acondicionado y para diversos cultivos. Los expertos de este laboratorio han demostrado que los salmones y las langostas crecen más rápido con estos nutrientes. En cuanto a las posibilidades agrícolas, los experimentos de esta planta hawaiana han permitido el cultivo de algas comestibles y de más de cien tipos diferentes de frutas y vegetales.

La electricidad generada en estas plantas se podría utilizar para producir otros combustibles y productos, como hidrógeno, amoniaco o metanol. Las instalaciones de OTEC de ciclo abierto o híbridas pueden producir grandes cantidades de agua dulce. En teoría, una instalación de 2 megavatios podría producir unos 4.300 metros cúbicos de agua desalada diarios.

Una instalación de 2 megavatios podría producir unos 4.300 metros cúbicos de agua desalada diarios

Otra posibilidad sería el aprovechamiento del potencial minero de los océanos. La idea consistiría en extraer los 57 elementos contenidos en sales y otras sustancias y disolverlos en una solución.

Algunos expertos hablan del potencial de estas instalaciones en la lucha contra el cambio climático. Un artículo de 2007 de la revista Nature sugería la idea de utilizar bombas para llevar el agua desde las profundidades y secuestrar el dióxido de carbono (CO2). Se estima que una planta de OTEC optimizada para este objetivo podría secuestrar 10.000 toneladas de CO2 por cada megavatio producido al año.

Proyectos de OTEC en el mundo

En la actualidad, la tecnología de OTEC se mueve de manera experimental o en fase de proyecto. La crisis del petróleo de la década de los setenta supuso su época dorada, con la creación de varias instalaciones. Superada la crisis, el apoyo a estas plantas desapareció. Los costos crecientes de los combustibles fósiles y la atracción por las energías ecológicas han revivido hoy en día su interés. El año pasado, por primera vez mucho tiempo, el Departamento de Energía de EE.UU. otorgó una subvención a proyectos de OTEC.

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- Imagen: Tony Webster -

Una de las iniciativas más destacadas corresponde al Laboratorio de Energía Natural de Hawai, creado en 1974 por el Gobierno estadounidense con el fin de impulsar este sistema. En 1979, sus responsables, con el apoyo de varios socios privados, producían por primera vez energía eléctrica en red con un sistema de OTEC de ciclo cerrado en mar abierto. La instalación se ubicaba en un barco a dos kilómetros y medio de la costa de Hawai y generaba energía para cubrir la iluminación y los sistemas eléctricos del buque.

En 1984, el Instituto de Investigación de Energía Solar de EE.UU. (el NREL hoy día) desarrolló un evaporador vertical para convertir agua de mar tibia en vapor de baja presión para plantas de ciclo abierto. En 1993, la planta experimental de ciclo abierto de Keahole Point, en Hawai, produjo 50 kilovatios (kW) de electricidad. En 1999, el Laboratorio de Energía Natural lograba 250 kW con su central piloto de ciclo cerrado, la mayor instalación de este tipo puesta en funcionamiento hasta la fecha.

Una de las iniciativas más destacadas corresponde al Laboratorio de Energía Natural de Hawai

Tras una década de trabajo, la compañía Tokyo Electric Power culminó en 1981 una planta de ciclo cerrado en la isla de Nauru, en el Océano Pacífico central. La instalación generaba unos 120 kW, de los que 90 se utilizaban para consumo propio y el resto para suministrar electricidad a una escuela y otros lugares de la isla. En la India, el Instituto Nacional de Tecnología del Océano puso en marcha una planta piloto, pero se paralizó por falta de financiación.

En el ámbito académico, diversos países han demostrado un interés creciente. Japón, a pesar de carecer de áreas de potencial OTEC, ha trabajado en esta tecnología para exportarla a otras regiones. El Instituto de Energía Oceánica de la Universidad de Saga ha logrado varios premios por sus avances. En Filipinas, el Departamento de Energía ha trabajado con expertos japoneses para seleccionar 16 posibles sitios de OTEC. Taiwán y varios países europeos también han explorado este sistema como parte de su estrategia energética a largo plazo. En Puerto Rico, varios expertos han señalado las posibilidades de una zona a dos millas de las costas de Maunabo. Diversas empresas privadas estadounidenses también han planteado la idea de una planta de OTEC, pero por el momento se encuentra en fase de proyecto.

Antecedentes históricos

La idea de convertir el calor del océano en energía no es nueva. El primero en proponerla fue el físico francés Jacques-Arsene d'Arsonval en 1881. La primera instalación de OTEC fue construida en Cuba en 1930 por un estudiante de Arsonval, Georges Claude. La instalación produjo 22 kW de energía, suficiente para abastecer a dos hogares modernos de tipo medio. En 1935, Claude construyó otra planta a bordo de un buque de 10.000 toneladas de carga amarrada frente a las costas de Brasil. El mal tiempo y las olas la destruyeron antes de que pudiera generar energía. En 1956, científicos franceses diseñaron una instalación de OTEC para Abidján (Costa de Marfil), pero sus elevados costes im

Desafíos que se deben superar

La OTEC requiere grandes inversiones de dinero. Expertos del Pacific International Center for High Technology Research han estimado que una planta comercial de cinco megavatios podría costar entre 80 y 100 millones de dólares.

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- Imagen: Modelo digital en 3d de los fondos marinos del mar de Alborán (Instituto Español de Oceanografía) -

Las tuberías tienen que ser amplias y llegar a varios miles de metros de profundidad para lograr la diferencia de temperatura necesaria. El mantenimiento de la instalación es delicado, ya que hay que luchar contra la corrosiva agua salada y la materia orgánica que deteriora los tubos y demás componentes. Las condiciones meteorológicas adversas de las zonas tropicales, como tormentas o huracanes, pueden acabar con estas instalaciones. Los defensores de la OTEC argumentan que la tecnología no sería un problema, sino, una vez más, el coste: la industria petrolera ha hecho frente a estos problemas durante décadas y sólo habría que invertir en soluciones similares.

El posible impacto ambiental de la OTEC es otro motivo de debate. Los nutrientes en el agua fría de las profundidades podrían ayudar a prosperar a las granjas de acuicultura, pero también a otros organismos no deseados. El bombeo de miles de millones de litros de agua de las profundidades podría alterar las condiciones de estas zonas, en las que también hay vida. Los posibles derrames del amoniaco o el freón utilizados en el sistema, o de la sal producto de la evaporación del agua, deberían ser tenidos en cuenta. Las plantas OTEC podrían también constituir una amenaza para la pesca o la explotación minera futura.

Algunos expertos señalan el riesgo de que estas instalaciones pudieran modificar las condiciones meteorológicas

Algunos expertos señalan el riesgo de que estas instalaciones pudieran modificar las condiciones meteorológicas, al igual que los sistemas de geoingeniería. Si la temperatura superficial del océano se altera, aunque sólo sean unas pocas décimas de grado, es posible que se desvíe el curso de las tormentas tropicales.

El aprovechamiento de la energía y del resto de posibles aplicaciones es otro desafío. La mayoría de las plantas de OTEC se instalarían en zonas tropicales de alta mar, lejos de los consumidores. Esta ubicación también podría dar pie a conflictos legales sobre su propiedad y explotación. Algunos expertos sugieren que sean consideradas islas artificiales.

Sus defensores argumentan que como todo sistema experimental, los comienzos son muy costosos. El desarrollo tecnológico y la subida de los precios de los combustibles fósiles, así como sus otras posibles aplicaciones, podrían hacerlo más competitivo y reducir su impacto ambiental.

 

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energias renovables: Paneles solares: así evolucionan

Paneles solares: así evolucionan

  • Las rígidas placas de silicio podrían dar paso en unos años a otras más flexibles, baratas, eficientes y de múltiples aplicaciones

Los expertos hablan de hasta cuatro generaciones para referirse a la evolución de los paneles solares fotovoltaicos. Las actuales células, basadas en silicio, podrían ser reemplazadas en unos años por otros materiales y tecnologías muy diversas. Sus responsables persiguen aumentar la eficiencia energética de estos dispositivos, abaratar sus costes de producción y logar una gran variedad de aplicaciones que les permita competir con los combustibles fósiles o la energía nuclear.

  • Autor: Por ALEX FERNÁNDEZ MUERZA
  • Fecha de publicación: 15 de octubre de 2009

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- Imagen: Patrick Moore -

Las placas solares fotovoltaicas se basan en dos obleas o láminas con materiales semiconductores. Ambas utilizan unos elementos químicos, denominados "dopantes", que fuerzan a una de las planchas a tener un exceso de electrones (carga negativa, N) y a la otra, a una falta de estos (carga positiva, P). Esta unión P-N genera un campo eléctrico con una barrera de potencial que impide que se trasvasen electrones entre las planchas.

El alto precio y fragilidad de las placas fotovoltaicas actuales han llevado a los investigadores a probar nuevos materiales y sistemas

Cuando se expone esta unión P-N a la radiación solar, los fotones de la luz transmiten su energía a los electrones. Con este aporte, rompen la barrera de potencial y salen del semiconductor por un circuito exterior, de manera que se produce corriente eléctrica. Las placas fotovoltaicas se componen de células, el módulo más pequeño capaz de producir electricidad.

El silicio es el material más utilizado para estos paneles fotovoltaicos, si bien se fabrica de formas diferentes. El silicio puro monocristalino permite un rendimiento en los paneles comerciales del 16%, pero su precio es caro. El silicio puro policristalino, reconocible por su aspecto granulado, es más barato pero logra un rendimiento del 14%. El amorfo se utiliza en pequeños aparatos, como calculadoras, relojes o paneles portátiles de menor tamaño. Su rendimiento es del 8%. Los científicos trabajan con otros materiales, como el teleruro de cadmio o los sulfuros y seleniuros de indio para ampliar el abanico de posibilidades.

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- Imagen: NASA -

Las placas solares pueden ser fijas, muy típicas en los tejados, o dinámicas, gracias a los seguidores solares. Estos dispositivos mejoran el rendimiento de los paneles, ya que su misión consiste en seguir al Sol desde su salida hasta la puesta. También se puede extraer rendimiento de las placas solares fotovoltaicas mediante su fusión con otros sistemas renovables: un sistema mixto eólico-solar o solar fotovoltaico-térmico son algunas posibilidades.

Estas placas se comercializan en la actualidad de forma mayoritaria, gracias a su alta eficiencia, que podría llegar en teoría a un máximo del 33%. Su alto precio y su fragilidad han llevado a los investigadores a probar otros materiales y sistemas que permitan nuevas generaciones de paneles.

De la primera a la cuarta generación

La segunda generación de células solares se conoce desde los años noventa. Se basan en un método de producción epitaxial para crear láminas mucho más flexibles y delgadas que sus predecesoras. Por ello se las denomina de lámina delgada. La eficiencia, entre el 28% y el 30%, es otra de sus principales ventajas, pero su elevado coste las limita hoy en día a los sectores aeronáutico y espacial.

Algunos expertos hablan ya de paneles solares de bajo coste

Diversas empresas de todo el mundo trabajan para generalizar estos sistemas de segunda generación. Algunos expertos hablan ya de paneles solares de bajo coste, que emplean materiales distintos al silicio, como microestructuras CIGS, denominadas así por las materias que utiliza (cobre, indio, galio y selenio), o CIS, en caso de no incluir galio. Otros investigadores han creado tecnologías como las células orgánicas fotovoltaicas (OPV), unos polímeros (plásticos) orgánicos capaces de reaccionar a la luz solar.

Las posibilidades de estos materiales son enormes. Por el momento, la eficiencia de estas placas es todavía más baja que las de primera generación, pero sus defensores aseguran que sólo es cuestión de tiempo alcanzarlas e incluso superarlas. Algunos expertos estiman que podrían tener una relación coste/eficiencia mejor que los combustibles fósiles a partir de 2015.

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- Imagen: Global Energy -

La tercera generación, todavía en fase de experimentación, persigue mejorar aún más los paneles de láminas delgadas. Diversos investigadores y empresas de todo el mundo trabajan en varias tecnologías, como las denominadas de huecos cuánticos, nanotubos de carbono o nanoestructuras de óxido de titanio con colorante (DSSC). Con ellas se podría crear una pintura que recubriría las casas o las carreteras para generar energía; así como tintes para todo tipo de aparatos electrónicos, prendas textiles o coches solares. La eficiencia de estos sistemas también podría ser superior (entre el 30% y el 60%). Sus defensores creen que estas placas podrían empezar a comercializarse sobre 2020.

Una cuarta generación de paneles solares uniría nanopartículas con polímeros para lograr células más eficientes y baratas. El panel se basaría en varias capas que no sólo aprovecharían los diferentes tipos de luz, sino también el espectro infrarrojo. La NASA ha utilizado esta tecnología multi-unión en sus misiones a Marte.

Otros expertos no hablan de generaciones, sino de avances en la relación coste de fabricación/eficiencia de la conversión energética. En teoría, los paneles solares podrían lograr una conversión de la luz solar en electricidad de un 93%. El coste tendría que bajar también más para competir con los combustibles fósiles y la energía nuclear.

Origen de las placas solares fotovoltaicas

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- Imagen: Global Energy -

El descubrimiento del efecto fotovoltaico, la base de las células solares que permite convertir la luz solar en electricidad, se atribuye al físico francés Alexandre-Edmond Becquerel en 1839. Cinco décadas después, en 1883, el inventor americano Charles Fritts creó la primera célula fotovoltaica. Para ello utilizó un semiconductor de selenio con una fina capa de oro. Era un pequeño dispositivo con una eficiencia del 1%. En 1946, el ingeniero americano Russell Shoemaker Ohl patentó la célula solar moderna.

En cuanto al término "fotovoltaico", proviene del griego "photo" (luz) y del apellido del físico italiano Alessandro Volta, conocido por sus experimentos con electricidad y por el desarrollo de la pila eléctrica.

 

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Pacto Global realizará Encuentro Internacional de Redes Latinoamericanas

RESPONSABILIDAD SOCIAL

Pacto Global realizará Encuentro Internacional de Redes Latinoamericanas

7 Oct 2009

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Entre el 02 y 04 de noviembre Red Pacto Global Chile será el anfitrión del Encuentro Latinoamericano de Redes al cual asistirán los puntos focales de habla hispana.

Durante el encuentro se verán los avances y directrices que se tomarán en la región además de participar de charlas y reuniones con especialistas en temas ligados a la Responsabilidad Social.

El encuentro contará con la colaboración de Javier Zulueta representante de Gestión Social quien será el moderador de las reuniones que se llevarán a cabo en el encuentro internacional.

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para periodistas y estudiantes de la carrera

Para periodistas y estudiantes de la carrera
Honda y Universidad Andrés Bello lanzan primer concurso Honda ECO Periodismo Universidad Andrés Bello

Con el propósito de reconocer los mejores trabajos periodísticos que fomentan el cuidado al medioambiente, Honda Motor de Chile junto a la Facultad de Comunicaciones de esta Casa de Estudios lanzaron el concurso Honda Eco Periodismo dirigido a profesionales y a estudiantes de periodismo.

Revisa las actividades universitarias en la Agenda Universia

El concurso cuenta con el patrocinio de CONAMA R.M. y la I. Municipalidad de Vitacura y con el auspicio de Sony Chile, además de Honda Motor de Chile y la Facultad de Comunicaciones de la Universidad Andrés Bello.

En la primera categoría, se distinguirán y premiarán a tres periodistas chilenos (prensa escrita, televisión, radio y medios online) que, a través de sus publicaciones durante el último año, hayan contribuido destacadamente a mejorar la conciencia ecológica en nuestro país. Los postulantes solo deben mandar sus artículos, columnas, entrevistas o reportajes que ya han sido publicados o difundidos.

En la segunda categoría, se premiará al mejor trabajo presentado por estudiantes de Periodismo que estén debidamente acreditados como tales, por sus universidades.

Los temas ecológicos y medioambientales ocupan un lugar preponderante en nuestra sociedad. Consciente de su rol, Honda, desde su fundación hace 50 años, se ha enfocado en este tema desarrollando productos amigables con el medioambiente y contribuyendo con los gobiernos en la promoción y establecimiento de políticas y estándares cada vez más estrictos para la industria automotriz.

La Universidad Andrés Bello, en tanto, ha creado recientemente la Facultad de Comunicaciones y, por otra parte, desde 2007 es sede en Chile del Pacto Global de Naciones Unidas, iniciativa que propicia el cumplimiento de diez principios de Responsabilidad Social, en las áreas de derechos humanos, relaciones laborales, preservación del medioambiente y lucha contra la corrupción.

Bases del Concurso Honda Eco Periodismo

Categoría Periodistas: Podrán postular los trabajos realizados por periodistas chilenos entre el 1 de enero de 2008 y el 31 de agosto de 2009, en cualquier medio impreso, televisivo o digital que haya sido editado, publicado y/o distribuido en Chile. No podrán postular publicaciones corporativas o comerciales, newsletters, libros o publicaciones en otro idioma que no sea español. El medio en cual el periodista publicó su trabajo, ya sea televisión, prensa escrita o medios digitales, debe estar reconocido por la Asociación Nacional de Prensa como un canal informativo formal.

Categoría estudiantes: Podrán postular con un trabajo de televisión, prensa escrita o medios online, realizado entre el 1 de enero de 2008 y 31 de agosto de 2009, que refleje investigación, por lo que deberá contar con fuentes fidedignas. El trabajo debe tener un mínimo de cuatro mil caracteres y un máximo de diez mil caracteres, con espacios incluidos. Quedan excluidas las tesis y proyectos de título.

Se sugieren temas como: eficiencia energética, cambio climático, energías limpias y renovables no convencionales, además de casos reales y su impacto en la comunidad.

Los postulantes deben presentar sus trabajos en un CD a la Escuela de Periodismo de la Universidad Andrés Bello (República 252, Santiago Centro) o al mail: periodismo@unab.cl entre el 10 de septiembre y el 26 de octubre a las 18 horas. La premiación se realizará el martes 24 de noviembre en el Punto Limpio de la Municipalidad de Vitacura (Américo Vespucio 3.098, esquina Nueva Costanera).

Premios Categoría Periodistas

Primer Premio Honda Eco Periodismo 2009: moto Honda Scooter nueva año 2009 con equipamiento de seguridad (casco, guantes, chaqueta), y un curso de manejo seguro de Honda. Segundo Premio: Televisor Sony LCD de 40" modelo KDL-40VE5. Tercer Premio: Cámara digital Sony Cyber-shot:DSC-W290

Premio Categoría Estudiantes de Periodismo

Premio al mejor trabajo universitario: Beca para el próximo año en que se dicte, para realizar un Magíster en Comunicaciones Corporativas y Responsabilidad Social, impartido por la Facultad de Comunicaciones de la Universidad Andrés Bello (el ganador deberá solo cancelar la matrícula) y una grabadora digital Sony: ICD-PX720.

Jurado Concurso Honda Eco Periodismo

El jurado, que no podrá presentar trabajos, estará compuesto por Matías del Río, periodista y presidente del jurado; Alejandro Donoso, director de la CONAMA RM; Margarita Ducci, decana de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad Andrés Bello y secretaria ejecutiva de la red Pacto Global Chile; Amaro Gómez Pablos, periodista de TVN; Marcelo Mena, ex gerente del Aire en la R.M, PhD del MIT y director de Programas de Postgrado de la Facultad de Recursos Naturales de la Universidad Andrés Bello; Roberto Sepúlveda, diputado, presidente de la Comisión de Medioambiente de la Cámara de Diputados; Cristián Reitze, gerente de Asuntos Corporativos de Honda Motor de Chile SA; Esteban Illanes, presidente de la Comisión de Medioambiente de la red Pacto Global Chile, y Luis Pardo, presidente de la Asociación de Radiodifusores de Chile (ARCHI).

Edición: Universia / RR

Fuente: Universidad Andrés Bello

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Saludos
Rodrigo González Fernández
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