Comunicados de Prensa | Articulos Encontrados: 864 |
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MÉXICO, 13 jun (IPS) - Países en desarrollo como China, India y México deberían sumarse, junto a las naciones ricas, a un nuevo acuerdo internacional sobre cambio climático que incluya castigos financieros a la emisión de gases invernadero, dijo este miércoles el científico mexicano Mario Molina.
Los cambios se pueden lograr sólo si hay un acuerdo "que ponga un costo a las emisiones" y en el que participen grandes naciones emergentes, entre ellas China, cuyo peso contaminante es ya similar al de Estados Unidos, señaló Molina, ganador en 1995 del premio Nobel de Química.
El experto ofreció una charla magistral en la apertura del seminario "Cambio Climático y Medios de Comunicación", que realizado en México por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la agencia de noticias Inter Press Service (IPS), en el marco de un acuerdo para difundir los Objetivos de Desarrollo para el Milenio.
"Los países en desarrollo tienen el derecho a crecer económicamente, sí, pero no como lo hizo el mundo industrializado, dañando el ambiente. Si fuera así, necesitaríamos otro planeta, porque aquí no cabemos", advirtió Molina.
Por eso se requiere un acuerdo post Kyoto, en referencia al protocolo internacional aprobado en 1997 en la ciudad japonesa de ese nombre para reducir las emisiones de gases que causan el llamado efecto invernadero.
En el nuevo tratado tienen que estar incluidos las naciones más industrializadas, pero también los grandes países en desarrollo, apuntó.
Las normas de ese acuerdo deberían ser obligatorias e incluir costos para quienes las violen, añadió.
Molina lamentó que Estados Unidos no haya ratificado el Protocolo de Kyoto, pero se congratuló de que el gobierno de ese país, de George W. Bush, reconoció "por fin" que el cambio climático es un hecho y que se requieren medidas para enfrentarlo.
Las investigaciones de Molina desde mediados de los años 70 sobre los gases clorofluorocarbonos fueron la base para la firma del Protocolo de Montreal (1987), que protege a la capa de ozono. Se trató del primer gran pacto ambiental planetario que, según el científico, podría servir de ejemplo para crear un instrumento "vinculante" en materia de cambio climático.
Si continúan las emisiones como hasta ahora, la temperatura global podría subir en las próximas décadas sobre los tres grados, lo cual provocaría graves problemas a la humanidad. Según el científico, el reto es realizar acciones para que el incremento no pase de 2,5 grados.
Recogiendo la opinión de algunos de sus colegas, sostuvo que el planeta vive a partir de la revolución industrial una etapa geológica llamada Antropoceno (la era del hombre). En esa definición, los seres humanos adquirieron tal grado de desarrollo a costa de la naturaleza que se convirtieron a sí mismos en una fuerza geológica y climatológica importante.
En el último siglo, las temperaturas promedio aumentaron cerca de un grado y 75 por ciento de ese ascenso ocurrió en las tres últimas décadas. La tasa de crecimiento de la concentración de dióxido de carbono en el planeta es hoy 200 veces más alta que en cualquier otra etapa de los últimos 650.000 años.
El informe Planeta Vivo del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) de 2006 indica que el consumo humano superó ya en 25 por ciento la capacidad permisible de la Tierra para absorber sus emisiones y generar recursos suficientes en alimentos. Si las cosas siguen así, para 2050 se requerirán dos planetas para poder cubrir todas las necesidades, añade ese estudio.
Molina pidió a los medios de comunicación informar a la sociedad sobre cuál será la situación del planeta si no se cambia la forma de producción de energía y realizan otras acciones contra el cambio climático.
"Los medios de comunicación juegan un papel muy importante en esta tarea", dijo, tras felicitar al PNUD y a IPS por la organización del seminario al que asistieron periodistas de varios estados de México.
El Representante Residente del PNUD en México, Thierry Lemaresquier, dijo que trabajar con IPS es muy relevante para esa agencia de la Organización de las Naciones Unidas, "ya que necesitamos enormemente el respaldo inteligente y perseverante de los medios de comunicación en una materia (cambio climático) en que la ciencia, la política y las opiniones personales se mezclan".
El científico mexicano sostuvo que la presión de la población, impulsada por los medios de comunicación, es esencial para lograr que se firmen nuevo acuerdos y tratados internacionales sobre cambio climático en los que se incluyan a los países en desarrollo.
Si la economía de China sigue creciendo a tasas anuales de ocho por ciento, en un par de décadas estará consumiendo la mayoría de petróleo disponible y no alcanzará la producción global de granos, dijo el científico.
Ese gigante asiático y las naciones en desarrollo emergente como India y México tienen que asumir compromisos en materia de cambio climático, reiteró.
Enfrentar el problema requiere de múltiples medidas como incrementar el uso de fuentes de energía atómica, eólica, solar y mejorar la eficiencia energética en el transporte y en las edificaciones.
"Ya tenemos la tecnología para hacerlo, sólo hay que aprovecharla", dijo. Para Enrique Left, director en México del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, el planeta vive "una crisis civilizatoria" debido a que hay una desconexión total entre "economía y naturaleza".
Desde su perspectiva, se requiere una nueva ética, económica y política que entre en armonía con la naturaleza.
No sólo se requieren medidas puntuales para mejorar la eficiencia energética o evitar la deforestación, lo que se necesita es una nueva forma de vida, sostuvo. (FIN/2007)
AMBIENTE-EEUU:
Debate caliente sobre efecto invernadero
Por Ellen Massey
WASHINGTON, 14 jun (IPS) - El Senado de Estados Unidos comenzó a discutir esta semana un paquete de proyectos de ley en materia energética que toma por los cuernos al toro de las políticas para enfrentar el recalentamiento global.
Los senadores comenzaron a analizar las propuestas una semana después de la cumbre del Grupo de los Ocho países más poderosos (G-8), realizada en la ciudad alemana de Heiligendamm y donde el cambio climático y las emisiones de gases invernadero que lo provocan figuraron al tope de la agenda.
Los líderes del G-8 realizaron vagas promesas acerca de reducir las emisiones de gases invernadero y sobre alcanzar un nuevo tratado para combatir el recalentamiento del planeta, seis años después de que el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, retiró la firma de adhesión de su país al Protocolo de Kyoto.
El acuerdo firmado en esa ciudad japonesa fijó metas y porcentajes de reducción de la emisión de gases contaminantes que Bush rechazó argumentando que perjudicaba a la industria estadounidense.
El Senado estadounidense está debatiendo ahora medidas más específicas sobre utilización de fuentes de energía no contaminantes a la luz del aumento en el precio del petróleo crudo y la creciente preocupación de la opinión pública.
La discusión sobre la ley de energía "limpia" arrojó algunos controvertidos temas sobre la mesa de debate. Entre ellos, exigencias más altas para el uso eficiente de combustibles utilizados por los automotores, mayores requisitos de calidad en los artefactos eléctricos, lámparas de luz y edificios, así como la conversión del carbón en combustible líquido para los medios de transporte.
La iniciativa contempla transferir 14.000 millones de dólares que las industrias del gas y el petróleo reciben en concepto de subsidios hacia el financiamiento de futuras inversiones en energía "limpia".
En el lanzamiento de su campaña para convertirse en candida a la presidencia en las elecciones de 2008, la senadora Hillary Clinton, del opositor Partido Demócrata, propuso una alternativa similar e incluso lanzó la idea de aplicar un impuesto a las industrias contaminantes para financiar fuentes de energía alternativas.
La Casa Blanca ya manifestó su oposición a algunos de los artículos fundamentales del proyecto. Los senadores, por su parte, están considerando una multitud de modificaciones que tanto podrían endurecer como debilitar las propuestas originales del texto.
Uno de los aspectos más polémicos se refiere a nuevas especificaciones respecto del consumo de combustible de los automóviles. El proyecto establece que se fabriquen para 2020 vehículos que consuman 3,78 litros por cada 56 kilómetros. Esta sería la primera vez en que una norma de este tipo se aplique en casi 20 años.
El proyecto enfrenta la férrea oposición de la industria automovilística. La semana pasada, las tres grandes empresas estadounidenses, Ford, General Motors y Chrysler, reclamaron a los miembros del Congreso que redujeran las exigencias.
El senador demócrata por el estado de Michigan, Carl Levin, propuso una modificación que permitiría a las empresas librarse del problema, dijo Anna Aurilio, directora de asuntos legislativos del Grupo de Investigación para el Interés Público.
El cambio apadrinado por Levin "reemplaza exigencias por promesas", comentó Aurilio, al permitir que los fabricantes no cumplan con las normas propuestas sobre consumo de combustible si se comprometen a producir vehículos más eficientes en el futuro.
Sin embargo, varios senadores se aferraron a las regulaciones estrictas durante el debate sobre el proyecto. Las normas propuestas, señalaron, son justas y alcanzables. Los fabricantes de automotores en el mundo respetan exigencias mucho más altas que las compañías estadounidenses.
En Japón, nuevas reglas imponen que los vehículos tengan una autonomía de 64 kilómetros con 3,78 litros de combustible para 2015 y hace cinco años la Unión Europea fijó una regla que estableció la marca de 59 kilómetros, frente a los 56 propuestos en el proyecto que ahora debate el Senado de Estados Unidos.
Otra propuesta que genera un debate caliente se refiere al uso de carbón como combustible alternativo para vehículos, vista como un remedio contra la dependencia de los Estados Unidos respecto de las importaciones de petróleo.
La idea contempla reducciones de impuestos para la industria del carbón, con la esperanza de acelerar un desarrollo tecnológico que convierta a la minería de carbón en un arma para modificar la "cultura automovilística" de los Estados Unidos.
Sin embargo, los beneficios ambientales de la propuesta son todavía inciertos. Algunos ecologistas argumentan que el proceso de conversión genera más gases invernadero que los producidos por los combustibles fósiles actualmente en uso.
El senador Barak Obama, el principal rival de Clinton en la lucha por la candidatura presidencial de los demócratas, había apoyado el proyecto hasta esta semana, cuando modificó calladamente su posición.
En una declaración realizada el martes, dijo que hasta tanto no se perfeccione la tecnología de la conversión de carbón en combustible líquido "no apoyaré este procedimiento salvo que emita como mínimo 20 por ciento menos que los combustibles tradicionales".
El debate en el Senado deja en claro la influencia de las industrias del carbón y los automóviles.
Pero los petroleros no se quedaron atrás. Una propuesta que seguramente generará una agitada discusión prevé sanciones por realizar aumentos concertados en los precios de los combustibles. Una medida similar está en discusión en la Cámara de Representantes y Bush se opone completamente a su aprobación.
Los republicanos también introdujeron una modificación para fomentar nuevas refinerías de petróleo y métodos alternativos de transporte del combustible, que fue desechada el miércoles en una votación en la que los senadores de cada partido votaron en bloque. Los demócratas tienen mayoría en el Senado.
Otro punto clave del proyecto contempla reducir el uso de petróleo importado en 10 millones de barriles por día para 2031 y la adjudicación de fondos para promover capacitación para "empleos ecológicos", como la instalación de equipos que hagan un uso eficiente de la energía.
La Cámara de Representantes también está analizando un proyecto sobre energía no contaminante, que será debatido en julio. Legisladores de ambas cámaras planean mantener una conferencia para compatibilizar las versiones finales de ambos proyectos.
Estados Unidos obtiene actualmente 40 por ciento de su energía del petróleo, 22,6 por ciento del gas natural, 22,9 por ciento del carbón, ocho por ciento de centrales nucleares y apenas 1,6 de fuentes renovables.
Un fuerte aumento en el uso de etanol como substituto de la nafta está incluido en el proyecto. La propuesta es utilizar 136.200 millones de litros para 2022. Pero las ventajas, y las implicancias políticas del uso de etanol, no están claras.
"El uso de etanol plantea muchas preocupaciones ambientales", dijo Jim Presswood, del Consejo para la Defensa de los Recursos Naturales.
Presswood y otros expertos aseguran que se necesitan muchos avances tecnológicos y de infraestructura antes de que el etanol pueda reemplazar a la nafta.
Mientras el gobierno nacional está arribando lentamente a la adopción de una política energética, muchos estados (provincias) ya han asumido el desafío de reducir su contribución a las emisiones de gases invernadero.
Hasta ahora, 23 de los 50 estados en que se divide Estados Unidos tienen normas respecto de las fuentes de energía renovables y 12 están regulando las emisiones de los caños de escape de los vehículos.
"Vemos una explosión de iniciativas a nivel de los estados, mientras que el gobierno nacional nos lleva hacia atrás en materia de política energética", comentó Aurilio.
En abril, la Corte Suprema de Justicia dictaminó que la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por su sigla en inglés) estuvo equivocada cuando declaró en 2003 que carecía de autoridad para regular las emisiones de gases invernadero.
El fallo aumenta las posibilidades de que la EPA apruebe una ley del estado de California que establece normas más estrictas que las exigidas por el gobierno federal.
Las Fuerzas Armadas también hacen sentir su peso en el debate sobre el ambiente. El mes pasado, un panel de altos oficiales retirados reclamó una acción inmediata sobre el cambio climático, al que caracterizó como un "multiplicador de amenazas" y una fuente potencial de inestabilidad y conflictos por recursos globales en disminución.
Algunos legisladores parecen estar de acuerdo. En abril, dos influyentes senadores, el demócrata Dick Durbin y el republicano Check Hagel presentaron un proyecto conjunto para requerir un informe de inteligencia sobre las amenazas que plantea el cambio climático. (FIN/2007)
HEILIGENDAMM, Alemania, 7 jun (IPS) - Las cinco grandes naciones en desarrollo formularán este viernes una contrapropuesta al ambiguo plan contra el recalentamiento planetario adoptado por la cumbre del Grupo de los Ocho (G-8) países más poderosos del mundo.
Fuentes del denominado Grupo de los Cinco (G-5, integrado por China, India, Brasil, Sudáfrica y México) indicaron que el bloque propondrá en la cumbre en Heiligendamm, Alemania, una reducción de emisiones de gases invernadero diferenciada según el grado de desarrollo de los países.
También reclamarán acceso irrestricto a tecnologías de eficiencia energética sin que medie el pago de regalías onerosas a la propiedad intelectual, con la finalidad de que los países del Sur en desarrollo recorten las emisiones causantes del recalentamiento del planeta sin socavar su avance económico.
Para contrarrestar la propuesta estadounidense, que les exige a China e India, las potencias del Asia en desarrollo, recortes sustanciales en sus emisiones, el G-5 formuló una agenda en materia de cambio climático que le permitirá seguir en la senda del crecimiento atacando, al mismo tiempo, el fenómeno.
Los líderes del G-5 se reunieron este jueves en Berlín para dar las puntadas finales a una declaración que reclama a los países ricos ayudar a las naciones en desarrollo en materia de biocombustibles, comercio, propiedad intelectual, investigación y reducción de la pobreza.
Ese mismo día, el G-8 alcanzó un acuerdo considerado vago por expertos en cambio climático, según el cual las emisiones deben dejar de elevarse y, luego, recortarse sustancialmente.
A pesar de la oposición del presidente estadounidense George W. Bush a recortar las emisiones 50 por ciento para 2050, los jefes de gobierno del G-8 alcanzaron un consenso tentativo que incluye la inclusión de las futuras negociaciones en la materia en los marcos establecidos dentro del sistema de las Naciones Unidas.
De todos modos, no se acordó, como pretendía Bush, una plataforma de negociaciones paralela entre 15 grandes economías mundiales.
Los líderes del G-8 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón y Rusia) declararon la necesidad de "acciones fuertes y tempranas", pero no establecieron ningún plan concreto.
A insistencia de Alemania, el G-8 acordó que un pacto definitivo sobre recortes de emisiones de gases invernadero a partir de 2012, cuando concluya la vigencia del Protocolo de Kyoto, deberá alcanzarse para 2009.
La canciller (jefa de gobierno) de Alemania, Angela Merkel, describió el entendimiento alcanzado como un "gran éxito".
Estados Unidos es el único país del G-8 que no ratificó el Protocolo, que obliga a los países industrializados a reducir para 2012 sus emisiones de gases invernadero 5,2 por ciento respecto de los niveles de 1990. Los países en desarrollo no están obligados, por ahora, a recorte alguno.
Washington presiona a los gobiernos del Sur, especialmente a Beijing y Nueva Delhi, para que reduzcan sus recortes, y asegura que una vez que éstos accedan asumirá un compromiso en la materia.
Los cancilleres de la Unión Europea y Asia acordaron este año, en su cumbre bienal, que cualquier acuerdo futuro debería establecer compromisos "diferenciados" en materia de recortes por grado de desarrollo.
Pero Estados Unidos se niega a un eventual acuerdo según el cual deba tomar medidas drásticas en perjuicio de su economía, dado que es el país que emite más gases invernadero por su actividad industrial y de transporte, 25 por ciento del total planetario.
Algunas estimaciones de agencias multilaterales sugieren que dentro de dos años China superará a Estados Unidos como principal emisor de gases invernadero.
El saliente primer ministro de Gran Bretaña, Tony Blair, indicó este jueves que un nuevo acuerdo debería "incluir a todos los grandes contaminantes, incluidas China e India".
En este contexto, los jefes de gobierno del G-5 prevén formular una agenda que priorice el desarrollo tanto en materia de cambio climático como de comercio cuando se reúnan con sus pares del G-8 en Heiligendamm este viernes, dijeron las fuentes.
"El mejor camino para que los países pobres atiendan los problemas ambientales y climáticos es el de más desarrollo, no el de menos desarrollo", dijo poco antes de viajar a Alemania el primer ministro indio Manmohan Singh.
En ese objetivo es fundamental el "régimen de mitigación" para la reducción de emisiones en el Norte industrial y en el Sur pobre, así como compensaciones adecuadas para el mundo en desarrollo a través de la asistencia tecnológica.
Unos 1.100 millones de habitantes del Sur son considerados hoy "pobres energéticos", dada su escaso acceso a la energía en sus actividades económicas cotidianas.
Mientras, los países del G-8, que suman apenas 13 por ciento de la población mundial, concentran 43 por ciento de las emisiones de gases invernadero.
Pero el Norte reclama a las potencias del Sur, como China e India, que están rezagadas en su desarrollo industrial, pagar un precio muy alto que podría limitar su avance económico.
"Los países más pobres del mundo, que apenas participaron en el origen del problema, serán obligados a pagar el precio más elevado si el G-8 fracasa en reducir sus emisiones y se niega a pagar su deuda climática", dijo el activista Neil Watkins, de la filial estadounidense de la organización Jubileo Internacional. (FIN/IPS/traen-mj/rkd/ld/wd ip en dv if g8 md nr kp/07) (FIN/2007)