lunes, 12 de octubre de 2009

RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL Y ENERGIAS LIMPIAS

RSE

Producir energías limpias es valor para las empresas
Universidad Andrés Bello

En el marco del seminario ?Energías renovables en el ámbito de la RSE?, organizado por Pacto Global y la Facultad de Ecología y Recursos Naturales de la Universidad Andrés Bello el martes 6 de octubre, se discutió desde tres perspectivas la necesidad de contar con la diversificación de la matriz energética, lo que se está haciendo al respecto y el rol social que desempeñan las empresas en el área.



Revisa las actividades universitarias en la Agenda Universia

Las energías renovables son llamadas energías limpias, que son inagotables y provienen principalmente de la naturaleza. Dentro de este tipo de energías, podemos encontrar la solar (térmica y fotovoltaica), minihidráulica, eólica, biomasa, biocarburantes, olas, mareomotriz y geotérmica.

A nivel mundial, los países más desarrollados en esta materia son: España, EE.UU., Alemania, Francia e Italia. Tan sólo en España, en el año 2008, la industria de las energías renovables empleó a 89 mil trabajadores directos y 99 mil indirectos. Para Chile, se espera que el 2010 el 15% del crecimiento de la producción energética provenga de fuentes renovables.

Valor de negocio

De acuerdo a lo que explicó Rodrigo Garrido de CEO/Green Energy Technologies, "en Chile no existen incentivos atractivos para diversificar la matriz energética, situación lamentable si consideramos la gran cantidad de recursos naturales que tenemos para hacerlo. Pese a ello, lo cierto es que la producción limpia es parte de la creación de valor en el negocio".

Margarita Ducci, secretaria ejecutiva de red Pacto Global Chile y decana de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad Andrés Bello, destacó la importancia que las empresas adheridas al Pacto realicen proyectos de este tipo en función al respecto de los principios de cuidados del medioambiente: "Las empresas deben apoyar la aplicación de un criterio de precaución respecto de los problemas ambientales; adoptar iniciativas para promover una mayor responsabilidad ambiental y alentar el desarrollo y la difusión de tecnologías inocuas para el medioambiente", afirmó.

Consumo consciente

Fernando Nilo, de Recycla, entregó su testimonio sobre emprendimiento social a los jóvenes y habló como formó un proyecto de reciclaje tecnológico que incluye el aspecto económico, social y medioambiental. "Para llevar a cabo proyectos de este tipo no basta con armar el negocio, hay que tener el apoyo del gobierno, sensibilizar a la gente y reformar leyes porque alguien se tiene que hacer cargo de la basura tecnológica que día a día eliminamos, la cual es altamente contaminante y tiene un alto costo".

"Si seguimos viviendo al nivel de las demandas actuales necesitaremos de aquí al 2050 cuatro planetas y medio para sobrevivir. Lo que viene ahora es el consumo conciente, la huella ecológica, que la gente no compre por precio y calidad. Es necesario que los consumidores miremos si los productos que adquirimos son ecológicos, si son socialmente responsables, exigir que el producto tenga una cadena de reciclaje, un ecodiseño", expuso.

Edición: Universia / RR

Fuente: Universidad Andrés Bello



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Rodrigo González Fernández
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desertidicacion en el mundo: Progresa la desertificación

Progresa la desertificación

por Orlando Torricelli

Artículo publicado el 12/10/2009 Ultima reactualización 12/10/2009  10:32 TU

La desertificación cuesta 42 mil millones de dólares anuales©Wikipedia

La desertificación cuesta 42 mil millones de dólares anuales
©Wikipedia

Recientemente concluyó en Buenos aires la IX cumbre de los 193 países firmantes de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación.

Un debate centrado sobre el impacto del cambio climático en las tierras secas.

Según estimaciones de la ONU, se estima que en 2020 la desertificación obligará a cerca de 135 millones de personas a abandonar sus hogares en busca de una vida mejor.

La desertificación cuesta a la economía mundial cerca de 42 mil millones de dólares por año y el coste humano es incalculable, pues las opciones de desarrollo de las poblaciones de los países del Sur están estrechamente vinculadas a la tierra

Entrevistado: el agrónomo y bioclimatólogo Fernando Santibáñez

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CALENTAMIENTO GLOBAL: África: un muro verde contra el desierto

África: un muro verde contra el desierto

por Maximiliano Sbarbi Osuna | 12.10.09

Actualmente, un tercio de la población mundial se ve afectada por la expansión de los desiertos. Un 40 % de las tierras son áridas, y la desertificación avanza a un ritmo alarmante. Sudamérica, Medio Oriente y Asia Central serán algunas de las regiones afectadas. Pero la que más sufrirá los efectos de la desertificación es África. Mientras las potencias se niegan a ampliar los presupuestos mundiales para tratar este problema, el desierto del Sahara avanza desenfrenadamente obligando a poblaciones enteras a desplazarse ante la llegada de la arena. Una muralla de árboles de más de 7.500 kilómetros para contenerlo, parece ser la única esperanza.

Imagen de África: un muro verde contra el desierto
África va a ser el continente más afectado por la desertificación en los próximos años - AP
La alarmante expansión del desierto del Sahara amenaza la fertilidad de las tierras africanas y pone en peligro a millones de personas que deberían desplazarse en los próximos años para poder proveerse de agua y alimentos.

A fines del mes pasado, el gobierno de Senegal presentó una propuesta ante las Naciones Unidas denominada "la muralla verde". Este proyecto consiste en plantar una barrera de árboles desde Dakar, la capital senegalesa situada a orillas del Atlántico, hasta Yibuti, que se encuentra sobre el Mar Rojo en el otro extremo del continente.

Esta franja boscosa tendría unos 7.500 kilómetros de longitud y unos 15 kilómetros de ancho y estaría situada a las puertas del desierto del Sahara en la región denominada Sahel. El gobierno senegalés ya avanzó en la propuesta y lleva plantados unos 525 kilómetros de árboles. En tanto, los gobiernos de Mali y Chad confirmaron su participación en el proyecto.

Como complemento, algunos arquitectos de la Universidad de California sugirieron solidificar el límite sur del desierto antes de la barrera de árboles, para evitar aun más el avance del Sahara.

La solidificación se efectuaría a través de la inoculación de la bacteria Bacillus Pasteurii en las dunas, ya que convierte la arena en calcita, que es sólida como el cemento. Esta propuesta fue bien recibida en las Naciones Unidas, debido a que algunos detractores de la muralla verde afirman que los árboles podrían ser talados ilegalmente para utilizar la madera como combustible.

El proyecto de la muralla verde en conjunto con la solidificación de la arena, también contempla la posibilidad de crear grandes reservorios de agua de lluvia que podrían llenarse durante las estaciones húmedas para que sean aprovechados durante la época de sequía, que es la mayor parte del año.

DESENCUENTROS EN BUENOS AIRES
A fines de septiembre se desarrolló, en la capital argentina, la Convención de Naciones Unidas para la Lucha contra la Desertificación, a la que concurrieron representantes de 193 países.

Las impresionantes conclusiones allí expuestas, luego de varios estudios ambientales, demuestran que el tiempo es uno de los peores enemigos de los terrenos fértiles, ya que el avance de la desertificación deteriora el 1 % de las tierras cultivables por año.

Actualmente, un tercio de la población mundial se ve afectada por la expansión de los desiertos. Un 40 % de las tierras son áridas, esto significa que la desertificación avanzó entre un 15 y un 25 % desde 1990. Si este ritmo se mantuviera constante, para 2025, el porcentaje de tierras áridas sería del 70 %, de acuerdo con uno de los informes presentados en la Convención.

África va a ser el continente más afectado por la desertificación. Pero, no va a haber que esperar 15 años para comenzar a percibir los efectos, ya que por ejemplo el pueblo de Gidan-Kara, en Níger tuvo que ser evacuado y sus pobladores relocalizados en otras ciudades, por causa de la expansión del Sahara.

Senegal, que es el principal interesado en la muralla verde, sufre la migración interna. Varios habitantes de pueblos alcanzados por el desierto se ven obligados a buscar refugio en algún barrio periférico de Dakar, en condiciones de miseria y hacinamiento.

A los factores ambientales hay que agregarle la falta de coordinación de medidas comunes entre las potencias y los países en desarrollo.

En la convención de Buenos Aires, se acordó un aumento de sólo el 4,3 % del presupuesto para combatir la desertificación, en los próximos dos años. Una cifra exigua si se tiene en cuenta que los países afectados solicitaron el 39 %.

Tanto Japón como Estados Unidos fueron los mayores opositores a la ampliación del presupuesto. Las potencias alegaron que el impedimento más fuerte para aumentar la contribución en defensa de las tierras fértiles es la crisis económica mundial.

Algunos analistas sostienen que los países ricos no sufren directamente la desertificación, ya que este problema se encuentra principalmente en África, Sudamérica, Medio Oriente y Asia Central.

En entrevistas realizadas por diversos medios, el ingeniero argentino Octavio Pérez Pardo, director nacional de Conservación del Suelo y Lucha contra la Desertificación, se mostró decepcionado con el desarrollo de la Convención.

En una de sus denuncias señala que el mundo invirtió unos 226 mil millones de dólares para reducir los gases que provocan el efecto invernadero, sin embargo sólo dedicó 500 millones para la conservación de suelos, bosques y recursos hídricos.

El sinsabor que produjo la falta de consenso en la Convención de Buenos Aires podría llegar a un constituir un antecedente de lo que suceda en la cumbre sobre cambio  climático que se va a desarrollar en Copenhague en diciembre. El protocolo que allí se firme va a reemplazar al de Kyoto y va a determinar qué políticas medioambientales se van a llevar a cabo para revertir los efectos devastadores que están afectando a la humanidad y a la biodiversidad de nuestro planeta

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Convención de Naciones Unidas sobre Cambio Climático en Bangkok: crece la división

Convención de Naciones Unidas sobre Cambio Climático en Bangkok: crece la división
11-10-09 Por Gerardo Honty

El viernes finalizó la reunión de la Convención de Naciones Unidas sobre Cambio Climático en Bangkok. Al inicio del año creíamos que esta iba a ser la última reunión antes de Copenhague, pero ya en junio se agregó otra en Barcelona (para comienzos de noviembre) y hay probabilidad de que se sume una más entre Barcelona y Copenhague.

Sin embargo todo el mundo sabe aquí en Bangkok que el problema no es la falta de tiempo sino la falta de voluntad política. Los delegados se pasan horas y días reunidos elaborando borradores en cada uno de los temas en discusión. Pero los borradores mantienen -o incluso agregan- textos "en corchetes" (es decir en discusión) pues no existen los acuerdos políticos en los temas fundamentales. En consecuencia, hay avances, como dicen algunos delegados, pero se avanza en clarificación de textos, en el lenguaje, en la formulación de las distintas opciones, pero no en acuerdos sobre las distintas opciones.

Hay decenas de grandes temas en los que hay profundas divergencias. Pero hay tres que quizá sean las más importantes pues determinan el resto.

Uno es el porcentaje de reducción de emisiones que asumirán los países desarrollados. El otro es el volumen de recursos que estos van a poner a disposición de los países en desarrollo para financiar los planes de adaptación y de desarrollo. El tercero es el marco legal del acuerdo que se espera alcanzar y su relación con el Protocolo de Kioto y la Convención.

Mercado y recursos

Estados Unidos no ha presentado ningún objetivo de reducción y los demás países desarrollados (salvo honrosas excepciones como Noruega) han evitado asumir mayores compromisos de los escasos que han hecho hasta ahora. Lograr amplios recortes en las emisiones de los países más contaminantes es clave para evitar el cambio climático.

Pero además, el nivel de estos compromisos de reducción de emisiones tiene una consecuencia directa sobre otro de los grandes temas de estas negociaciones: el papel del mercado de carbono en la mitigación del cambio climático. Evidentemente del tamaño de las reducciones comprometidas por los países desarrollados depende el volumen del potencial mercado de carbono. Cuánto menores sean los compromisos menor será la eventual cantidad de certificados que los países industrializados podrían llegar a adquirir en el mercado. De ello dependen a su vez, toda una serie de definiciones: cómo serán las nuevas reglas del Mecanismo de Desarrollo Limpio, cuáles actividades serán permitidas, los proyectos sectoriales, las medidas de mitigación en los países en desarrollo, etc.

Por otro lado hay una fuerte presión de parte de los países industrializados para que la mayor parte de la transferencia de recursos hacia los países del Sur se haga a través de los mecanismos de mercado, mientras la mayoría de los países en desarrollo prefieren limitar este tipo de mecanismos y ampliar la transferencia de fondos directamente para financiar sus necesidades de adaptación y mitigación. Algunos países en particular como Venezuela y Bolivia lisa y llanamente reniegan de cualquier forma de mercado de emisiones.

El G77 + China, a pesar de sus muchas diferencias internas, tiene una férrea y consolidada posición respecto a que si no hay una claro y abultado compromiso de parte de los países industrializados en relación a la transferencia de recursos y tecnología (tal como lo establece la Convención) no habrá acuerdo en Copenhague. Y en esto no se ha logrado avanzar nada aquí en Bangkok.

Crece la división

Estados Unidos llegó a esta reunión con un fuerte posicionamiento respecto de la necesidad de que los países en desarrollo asuman compromisos de reducción de emisiones. Esto no es nuevo. Es una de las razones por las que Estados Unidos aún no ha ratificado el Protocolo de Kioto. Sin embargo había alguna expectativa respecto a un cambio, o al menos una moderación de esta posición con la nueva administración de Obama. Esta ilusión parece haberse definitivamente quebrado en Bangkok.

La pretensión con la que llegó Estados Unidos a Tailandia fue terminar con la división entre países desarrollados y en vías de desarrollo que establecen la Convención y el Protocolo de Kioto y poner a todos bajo un mismo sistema de compromisos, aunque con diferentes tipo de obligaciones. A lo largo de la reunión quedó claro que no solo Estados Unidos tenía este propósito sino también la Unión Europea y los países industrializados en general. Obviamente esta posición fue duramente combatida por los países en desarrollo agrupados en el G77 + China.

La división entre los países industrializados y los países en desarrollo parece haberse profundizado en Bangkok. Durante esta semana el G77 quiso hacer una declaración denunciando el intento de los países industrializados de barrer con el Protocolo de Kioto y la Convención con estas nuevas propuestas. Sin embargo esta habría sido bloqueada por la oposición de 8 países latinoamericanos: Colombia, Costa Rica, Chile, Dominicana, Guatemala, Panamá, Perú y Uruguay.

Un tren sin combustible

Dado que no ha habido avances en los grandes temas políticos y las divergencias parecen aumentar, los avances en la consolidación y nueva redacción de textos resultan completamente inútiles. Si no se logra algún acuerdo de alto nivel en los temas principales por más que se agreguen reuniones y horas de trabajo en los "grupos de contacto" la cumbre de Copenhague a desarrollarse el próximo diciembre parece condenada al fracaso. Un observador aquí en Bangkok ilustraba de esta manera lo que se está viviendo en la capital Tailandesa: "los delegados están por subirse a un tren y discuten sobre el color de los asientos y de qué material están hechos; pero no han verificado que el tren tenga combustible para asegurar la partida". www.ecoportal.net

Gerardo Honty es analista en energía y cambio climático de CLAES (Centro Latinoamericano de Ecología Social). Observador en la reunión de la Convención de Cambio Climático en Bangkok.

Agencia Latinoamericana de Información
http://alainet.org

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CALENTAMIENTO GLOBAL ¿Cómo frenar el cambio climático cambiando nuestros hábitos


¿Cómo frenar el cambio climático cambiando nuestros hábitos alimentarios?

El sector ganadero es responsable de la emisión de hasta el 18% de los gases de efecto invernadero.
Helena Escoda Casas | Asoaciación Animalsita Libera! | 11-10-2009 a las 21:17 | 51 lecturas
www.kaosenlared.net/noticia/como-frenar-cambio-climatico-cambiando-nuestros-habitos-alimentarios

Frenar el cambio climático es el gran reto al cual la humanidad debe enfrentarse de forma inminente. Los causantes del calentamiento global no son tan sólo la industria y el transporte, nuestros hábitos alimentarios también tienen un coste ambiental notable (cultivos, procesos de elaboración, envase, refrigeración, transporte, cocción…). La carne es uno de los alimentos que tiene un mayor coste ambiental. El sector ganadero es responsable de la emisión de hasta el 18% de los gases de efecto invernadero. La lucha para frenar la llegada del mayor desastre ecológico de la Historia también pasa por mejorar nuestra alimentación ya que adquirir unos hábitos alimentarios saludables puede salvar nuestro planeta.


El 28 de Noviembre de 2006, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) presentó un informe titulado La Larga Sombra del ganado (Livestock's Long Shadow) en el cual se demuestra que la ganadería genera más emisiones de gases de efecto invernadero que los automóviles. Esta afirmación es, aparentemente, extraña. ¿Qué es lo que hay detrás de la ganadería industrial para que esta haya devenido insostenible?

La desnaturalización nuestras vidas, especialmente, en los hábitos alimentarios, ha generado un gran desequilibrio en el planeta. La ganadería industrial ha devenido un problema insostenible ecológica y económicamente, debido a la gran cantidad de animales que se "producen", por la alimentación que se suministra a los mismos y por las condiciones de vida con las cuales se les mantiene. La Larga Sombra del Ganado, ha sido dirigido por el economista agrícola Henning Stenfield. Este detallado análisis demuestra que la ganadería es responsable de hasta el 18% de las emisiones de gases de efecto invernadero y que a la vez el aumento del consumo de productos cárnicos es la principal causa de la deforestación de selvas, bosques y sabanas.

En la actualidad, el consumo de productos de origen animal parece haberse democratizado. El bistec diario ya no es un lujo que sólo puedan permitirse las clases más pudientes. Personas de todas las clases sociales consumen productos cárnicos a diario, lo cual, hace algunos años, era inimaginable. Sin embargo, este aumento disparatado del consumo de carne ha conllevado consecuencias nefastas para nuestra salud, para los animales y para el equilibrio económico y ecológico de nuestro planeta. El aumento de la cantidad tiene como contrapartida la disminución de la calidad, un gran coste medioambiental y la vulneración sistemática de los derechos de los animales.

Las granjas de la Era Postindustrial han dejado de ser aquellos espacios aparentemente bucólicos en los que el ganado pastaba placidamente en campos verdes. Una nave de hormigón en la que los animales se encuentran confinados y se alimentan a base de piensos elaborados con soja transgénica, beben agua mezclada con antibióticos y hormonas que estimulen el crecimiento, es el prototipo de granja industrial europea de nuestros días. Este sistema se conoce como ganadería intensiva, lo cual consiste en engordar el ganado en muy poco espacio y en muy poco tiempo, para mandarlo lo antes posible al matadero y obtener una productividad muy alta y, lógicamente, un mayor beneficio económico. La mayoría de animales destinados al consumo humano pueden ver el Sol por primera vez en su vida, el día que son trasladados al matadero en camión. El resultado de este proceso es una carne barata, pero que ocasiona innumerables sufrimientos a los animales, que es nociva para nuestra salud y para la de nuestro planeta.

¿Por qué la ganadería contribuye en aumentar el calentamiento global?

Las claves básicas que configuran la responsabilidad de la ganadería en el aumento de la temperatura global son dos: en primer lugar, la existencia masiva de ganado no integrado al medio y, segundo, la concentración del mismo.

Primero: La existencia Masiva de ganado:

El ganado bovino encabeza la ganadería a nivel global. Actualmente, existen aproximadamente 1.250 millones de reses de ganado bovino (bos taurus) en todo el Mundo. En ningún momento de la Historia ha existido semejante cantidad desorbitada de bóvidos ni de las otras especies que son utilizadas como ganado. Los sistemas de ganadería intensiva y/o industrial permiten que se "produzcan" más animales de los que corresponderían en el marco del equilibrio natural. En estado salvaje nunca habrían nacido tantos bóvidos, porcinos o pollos, ya que esta superpoblación habría condenado la especie a la extinción. La domesticación ha hecho posible esta proliferación determinada por la selección artificial, con lo cual, los animales nacen por voluntad humana y estos dependen del ser humano para que les suministre alimento. La sobrepoblación de ganado ha conllevado que el 30% de la superficie terrestre del planeta esté ocupada por pastos y granjas industriales. El espacio que ocupa todo este ganado es la primera pieza del engranaje de un sistema de producción de alimentos que se ha resultado ser inviable. Con el aumento del consumo de carne, cada vez, más masa forestal es destruida para convertirse en campos de pasto, pero esto no es lo peor. La segunda pieza conduce hacia una función todavía más complicada, todo este ganado debe ser alimentado, por tanto, cada vez, más masa forestal es destruida para convertirse en campos de cultivos para elaborar piensos. Todo esto no genera únicamente un desequilibrio ecológico importante, también genera un desequilibrio económico.

El 26 de Mayo de 2008, en el artículo Póngase a dieta, publicado en el diario El País, Josep Borrell, Presidente de la Comisión de Desarrollo del Parlamento Europeo, afirmaba que "Si Malthus levantara la cabeza, creería que la competición por los alimentos escasos no es entre humanos, sino entre humanos y animales .Y, además, nos diría que la producción de carne no es "rentable" en términos de balance de recursos (tierra, agua, calorías vegetales)". Para producir un kilogramo de carne, el bóvido debe consumir previamente una media diez quilos de proteína vegetal. El porcino cuatro y las aves entre dos y tres. El consumo cárnico de los países desarrollados ha conllevado que el 78% del total de los cultivos globales (lo que equivale al 33% de la superficie terrestre del planeta) se destine a la fabricación de piensos y forrajes para engorde de ganado. Si la demanda de carne no fuera tan elevada, no sería necesario criar tantos millones de reses, por tanto, tampoco sería necesario alimentarles y los cultivos que se destinan a la fabricación de piensos podrían destinarse directamente al consumo humano y erradicar así el problema de los 850 millones de seres humanos mal nutridos, pero, es más, ni tan sólo sería necesario el uso de tanta superficie de tierra, ya que se podría alimentar a todo el mundo con menos cultivos. Lo cierto es que pretender que los seis mil millones de seres humanos que compartimos la Tierra podamos acceder al mismo nivel de consumo diario de productos de origen animal, supondría un auténtico déficit en tierras y agua, ya que no existe superficie cultivable suficiente para alimentar a tanto ganado. Frenar el consumo de carne es frenar la demanda de tierras, lo que se traduce en frenar el problema de la deforestación.

La superpoblación de ganado no exige únicamente superdemanda de tierras y consecuentemente deforestación. El sistema digestivo de los rumiantes (vacas, ovejas, búfalos y cabras) es la causa de la emisión del 37% del total de las emisiones de gas metano (CH2), un gas hasta veintitrés veces más nocivo que el dióxido de carbono (CO2). Obviamente, estos animales siempre han producido metano, pero jamás había existido semejante cantidad de reses. El desequilibrio cuantitativo y la no integración de estos bóvidos al medio ha generado un gran problema en la atmósfera derivado de las emisiones de metano producido en sus estómagos. Una sola vaca puede producir hasta novecientos litros de metano al día. El problema del metano ha sido tomado muy seriamente por el gobierno neozelandés, uno de los más activos en la lucha contra el cambio climático, el cual ha implantado la Flatulence Tax, es decir (y, aunque lo parezca, no es ninguna broma) un impuesto a los ganaderos por la contaminación generada por el metano de las flatulencias de las vacas.

Correlación entre consumo de carne, deforestación y cultivos transgénicos; ¿Qué ocurre con la soja?

Hasta hace muy pocos años, la industria ganadera utilizaba harina de huesos y restos cárnicos para elaborar los piensos para alimentar el ganado. Este tipo de pienso, efectivamente, engordaba mucho y muy rápidamente, pero resultó ser el factor determinante de la enfermedad de la vacas locas (Encefalopatía espongiforme bovina) que causó un verdadero desastre en Europa. De las vacas locas deberíamos aprender una lección que parece que todavía no hemos aprendido. No podemos desnaturalizar la alimentación a un animal herbívoro solamente porque nos interese económicamente. Por tratar como meras máquinas de producción de carne a los animales, se puso en riesgo la salud de una población en su mayoría desinformada, provocando una crisis vergonzosa que mostraba un gran desprecio por la vida. Desde entonces, los piensos proteínicos se elaboran a base de harina de soja (en su mayoría transgénica), harina de maíz o harina de pescado. Por su valor proteínico y su coste menor, la harina soja se ha convertido en la principal materia prima para la fabricación de piensos, un producto cuya demanda es altísima porque la demanda de carne es también altísima.

La soja (Glycine Max) es una leguminosa de origen asiático apreciada por su gran valor nutritivo, especialmente, por su alto contenido proteínico. Las poblaciones orientales han consumido soja desde tiempos inmemoriales y se han beneficiado de sus propiedades. El cultivo de soja es un factor muy valioso si se efectúa en el marco de un cultivo por rotación estacional, ya que fija el nitrógeno en los suelos. En cambio, el monocultivo de soja acarrea desequilibrios ecológicos si se mantiene prolongadamente.

La soja no es un invento de la manipulación genética, pero, desafortunadamente, la mayoría de soja de nuestros días ya no es aquella soja tradicional que aportaba múltiples beneficios y su cultivo tampoco sigue la rotación estacional. Las virtudes de la soja han resultado muy atractivas para las empresas de manipulación genética de semillas para poder ofrecer una solución a los productores de carne barata. Este es el por qué del desastre ecológico generado por quienes han manipulado y reinventado la soja a su conveniencia. La manipulación genética de plantas ha permitido crear una semilla de soja altamente residente a al herbicida selectivo Roundup (fabricado por la corporación Monsanto), lo cual causa una importantísima pérdida de biodiversidad y el monocultivo de esta soja en grandes extensiones de forma prolongada causa un gran desgate del suelo. Las llanuras de Estados Unidos, Brasil, Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay son las grandes productoras de soja transgénica a nivel mundial. La corporación estadounidense Monsanto es la productora de la semilla, la cual tienen patentada de manera que obligan a los campesinos a pagar regalías sobre parte de la cosecha que utilicen para volver a sembrar, además de venderles el herbicida al cual es resistente.

La gran expansión de áreas destinadas al monocultivo de soja transgénica ha sido una de las principales causas de la deforestación de selva tropical. Aunque las selvas tropicales sólo ocupen el 6% del área terrestre del planeta, concentran los espacios con mayor biodiversidad y tienen más capacidad para suprimir el dióxido de carbono (CO2), por tanto, son imprescindibles para contrarrestar el efecto invernadero. La prohibición del uso de las harinas cárnicas en la elaboración de piensos ha disparado la demanda de soja. Hoy, el cultivo de la soja representa el 26% del total de la producción global. Sólo en Brasil se cultivan 52,3 millones de toneladas de soja cada año. La mayoría de esta producción se exporta a Europa y Estados Unidos para el engorde de ganado, este es el por qué de tanta producción de soja. El transporte marítimo o aéreo de soja, lógicamente, también tiene costes ambientales.

Quines consumen hamburguesas aptas para vegetarianos elaboradas con soja, en realidad, consumen menos soja que aquellos que consumen hamburguesas de carne ya que se debe tener en cuenta el balance final. No es la soja destinada al consumo humano la que destroza las selvas, sino la soja destinada al engorde de ganado. Cada kilo de carne acumula entre cinco y diez quilos de soja y dieciséis mil litros de agua. La comercialización de soja trasngénica de peor calidad no se destina al consumo humano, sin embargo, la carne de los alimentados con soja transgénica se sirve cada día, sobretodo, en restaurantes de cadenas de comida rápida. Los efectos que la soja transgénica tratada con herbicida Roundup puede provocar sobre la salud humana todavía se mantienen en una gran incertidumbre, pero la corporación Monsanto acumula numerosas demandas de damnificados en diferentes países.


Segundo: La concentración del ganado en granjas industriales:

Pero, además de la sobrepoblación de especies domesticadas para el consumo humano, la concentración del mismo en espacios reducidos (ganadería intensiva) provoca que el problema de la emisión de gases se agrave todavía más. La emisión de gases no deriva solamente de las flatulencias de los rumiantes sino también de la acumulación de sus deshechos y orina.

Antiguamente, el ganado pastaba en campos y su estiércol era aprovechado siendo absorbido de forma natural por la tierra. En la actualidad, las grandes concentraciones de animales generan exceso de estiércol. La acumulación de todos estos desechos en poco espacio supone demasiada cantidad para poder ser absorbida por la tierra. Así es como destruyen el suelo y contaminan las aguas subterráneas.
Aparentemente, el estiércol no debería ser un problema, ya que es materia orgánica y debería aprovecharse como abono para los cultivos. Pero la cantidad excesiva y, sobretodo, la alimentación desnaturalizada del ganado no permiten que se cumpla este proceso natural. Para garantizar que el engorde sea lo más rápido posible, animales herbívoros que deberían tener una alimentación fibrosa, son alimentados con piensos proteínicos. Estos piensos contienen más proteínas de las que estos animales pueden metabolizar, debido a esta alimentación no adecuada, sus desechos no sirven como abono, todo lo contrario, devienen dañinos para el suelo. Respecto a la alimentación no adecuada del ganado hay que tener en cuenta dos aspectos muy importantes que afectan directamente al medio ambiente y a nuestra salud. Por un lado, la granja industrial mantiene animales confinados, lo cual es muy poco higiénico ya que se dan las condiciones óptimas para la proliferación de todo tipo de enfermedades infecciosas. Para evitar desastres sanitarios, se mezclan con el agua y la comida grandes cantidades de antibióticos. Estos antibióticos son, en parte, expulsados a través de la orina, por ello, dañan los ecosistemas acuáticos y nuestra salud cuando nos comamos el bistec.


Además de metano, las toneladas de estiércol acumuladas en las granjas industriales provocan la formación de dos gases que el Protocolo de Kyoto establece que deben reducirse inminentemente. La acumulación de estiércol libera grandes cantidades de nitrógeno, que en su reacción con el oxigeno forma el óxido nitroso, conocido también como gas de la risa. El óxido nitroso (N2O) es hasta doscientas veces más nocivo que el dióxido de carbono (CO2). La alimentación proteínica acentúa más el problema causado por este gas, ya que en la biomasa se encuentran de forma natural grandes cantidades de nitrógeno en forma de proteínas. Cuando los rumiantes ingieren proteínas, el nitrógeno que expulsan a través de sus excrementos y orina es más reactivo y facilita todavía más la formación de óxido nitroso. El 65% del global de emisiones de este gas derivan de la ganadería.

El segundo gas deriva de la acumulación de estiércol mezclado con orina. Es el compuesto de nitrógeno o amoniaco (NH2), el cual se forma a partir de la evaporación de la orina y de la humedad del estiércol (muy especialmente el avícola). La contaminación por amoníaco es muy grave a nivel regional ya que causa acidificación del suelo y contaminación de ecosistemas acuáticos, además de contribuir en la formación de la lluvia ácida y causar enfermedades respiratorias y otros tipos de irritaciones. El 68% de las emisiones globales de amoníaco proceden del sector ganadero.

En el balance final, el estudio elaborado por la FAO también ha concluido que el 9% del global de emisiones de CO2 derivan de actividades relacionadas con el sector ganadero, tales como transporte de ganado, transporte de forrajes, funcionamiento de maquinaria de matadero, plantaciones de forraje, etc. El almacenaje de fertilizantes, abonos y el uso de pesticidas y herbicidas liberan nitrógeno y amoníaco, además de otras sustancias perniciosas.

Reflexiones:

En Agosto de 2008, el presidente del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de la Organización de la Naciones Unidas (ONU), Rajendra Pachauri, recomendó a los ciudadanos europeos y estadounidenses reducir el consumo de carne como medida para combatir el cambio climático. "Se debería comer menos carne." Según declaró Pachauri en el Parlamento Europeo en respuesta a la pregunta de un eurodiputado que le preguntó sobre los comportamientos que los ciudadanos deberían adoptar contra el calentamiento global. "La gente estaría más sana y los países también saldrían beneficiados". Pachauri, en declaraciones al periódico británico The Observer hizo una interesante reflexión "Es más fácil reducir el consumo de carne que prescindir del transporte".

El excesivo consumo de carne de sociedades como la nuestra es pernicioso para la salud porque esta relacionado con diversas enfermedades: obesidad, hipertensión, diabetes, osteoporosis, cáncer de colon (entre otros), enfermedades coronarias, accidentes cardiovasculares, etc. Mucho antes que se conociera la relación entre la ganadería y el cambio climático, las autoridades sanitarias ya habían advertido, por motivos de salud, que se consumían proteínas de origen animal en exceso. Ahora, sabiendo el daño que esta dieta desequilibrada causa a nuestro planeta tenemos aún más razones para aprender a alimentarnos mejor. Reducir la ganadería significa reducir los campos destinados a cultivos de forrajes. Este puede ser el primer paso para empezar la supresión de los cultivos tansgénicos y recuperar masa forestal y sistemas de agricultura tradicionales, además, permitiría que millones de toneladas de cereales destinadas a forrajes fueran destinadas directamente al consumo humano. Los desequilibrios ocasionados por los excesos de la carne, nos permiten afirmar que un vegetariano    además de respetar la vida de todas las especies  es un activista en defensa de nuestro planeta y de aquellos que sufren enfermedades derivadas de la malnutrición.


Helena Escoda Casas
Activista de LIBERA!

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Fuente:http://www.kaosenlared.net/noticia/104049/como-frenar-cambio-climatico-cambiando-nuestros-habitos-alimentarios
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Rodrigo González Fernández
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CALENTAMIENTO GLOBAL : Aun con recortes a emisiones la temperatura global subirá 3 grados

Aun con recortes a emisiones la temperatura global subirá 3 grados
 
Descubren que existe una segunda variante del fenómeno climático conocido como El Niño

La temperatura del planeta podría aumentar casi 3 grados entre este año y el final del siglo incluso si cada país reduce sus emisiones de gases de efecto invernadero como lo proponen, según un informe de Naciones Unidas.

Un grupo de científicos revisó los planes de emisiones de 192 países y calculó lo que podría pasar con el calentamiento global. Las proyecciones toman en cuenta 80% de los recortes a los contaminantes de Estados Unidos y Europa para el año 2050, que de por sí no son seguros.

El dióxido de carbono, derivado principalmente de la utilización de combustibles fósiles como el carbón y el petróleo, es la principal causa del calentamiento global, que atrapa la energía solar en la atmósfera.

El promedio general de la temperatura mundial ha ya ha aumentado 0,8 grados desde el siglo XIX.

Gran parte del aumento en la temperatura se debe a las naciones en desarrollo, que no han emprendido grandes medidas para reducir sus emisiones de gases, señalaron los científicos.

Tan sólo China contribuiría a aumentar un grado la temperatura de nuestro planeta.

CAMBIOS SERIOS

"Nos dirigimos a una serie de cambios muy serios en nuestro planeta", dijo Achim Steiner, director del programa ambiental de la ONU, que emitió el informe.

Incluso si los países en desarrollo reducen sus emisiones 80% y los países en desarrollo las llevan a la mitad para el 2050, como proponen algunos expertos, el mundo tendrá aún un aumento de 1,7 grados para finales del siglo, dijo Robert Corell, un importante especialista en el clima estadounidense que ayudó a vigilar el reporte.

El acuerdo que posiblemente se logrará en las negociaciones sobre cambio climático en Copenhague en diciembre, será igual a un aumento de 2,7 grados en la temperatura mundial para finales del siglo, dijo Corell. Los mandatarios europeos y el presidente estadounidense Barack Obama establecieron la meta para limitar el calentamiento a un par de grados.

El programa ambiental de la ONU reveló la actualización en los programas de cambio climático revisados por asesores para demostrar a los mandatarios cómo está aumentando la temperatura del planeta.

El anterior reporte de más relevancia, presentado por el Panel Intergubernamental de Cambio Climático, fue emitido hace más de dos años y se creó con herramientas científicas de tres o cuatro años de antigüedad, acotó Steiner.

EL NIÑO

Por otra parte, los cambios sufridos por el fenómeno meteorológico El Niño a raíz del calentamiento global podrían intensificar las sequías en Asia y debilitar su efecto apaciguador sobre los huracanes en el Océano Atlántico, según indica un estudio publicado en los últimos días.

Hasta el momento, el fenómeno tropical, que se manifiesta cada cuatro o cinco años, ha tenido lugar generalmente en una amplia franja del Ecuador en el Pacífico Este.

Tal es el caso con El Niño actual, que debería continuar hasta 2010, señaló la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

El Niño afecta las condiciones meteorológicas del mundo, provocando sequías en Indonesia, Australia, India y el este de Brasil, así como lluvias torrenciales en la costa sudeste norteamericana y partes de América del Sur.

También eleva la temperatura de la superficie de los mares en el Caribe y el Atlántico, lo que ayuda a prevenir la formación de huracanes en esa región y reducir su intensidad.

FORMA ALTERNATIVA

Pero el cambio climático está creando aparentemente una forma alternativa en El Niño que podría volverse más frecuente en las próximas décadas, situándose en el Pacífico central, según un nuevo estudio publicado en la revista Nature.

"Hay dos El Niño", dijo Ben Kirtman, un profesor de la Universidad de Miami y coautor del estudio.

"Junto con El Niño del Este del Pacífico, se está desarrollando un segundo Niño en el Pacífico central", explicó el experto en un comunicado. Los dos fenómenos no se producen al mismo tiempo, agregó.

Esta situación puede dar lugar a malas noticias en al menos dos frentes, según los investigadores.

En Asia, puede intensificar las sequías que han comenzado a registrarse en las últimas décadas.

En el Atlántico, puede debilitar los efectos positivos que tiene El Niño para mitigar la fuerza de los huracanes en el Caribe y la costa este de Estados Unidos.

Otro estudio precisa que los fenómenos climáticos El Niño, caracterizados por temperaturas superiores a la normal en zonas del Pacífico ecuatorial, afectarán cinco veces con mayor frecuencia el centro que el este del Océano a fines del siglo XXI.

A fines del pasado siglo XX el habitual El Niño del Este del Pacífico se volvió más frecuente, mientras que una forma diferente del fenómeno, que ocurre en el Pacífico centro, también llamado El Niño "Modoki", se volvía cada vez más común.

El equipo de Sang-Wook Yeh (Instituto Coreano de Investigación sobre el Océano y el Desarrollo, Ansan, Corea del Sur) analizó seis modelos climáticos para probar con cuanta frecuencia se produce el nuevo fenómeno El Niño con relación al anterior, que es el más conocido.

Concluyen que El Niño central debería ocurrir con una frecuencia cinco veces mayor que El Niño del Este a fines del siglo XXI, lo que podría tener una influencia sobre el clima mundial y provocar más sequía en India y en Australia.
 
Fuente<http://www.quilmespresente.com/notas.aspx?idn=221127&ffo=20091011>
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en RSE de la ONU
Diplomado en Gestión del Conocimiento de la ONU
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