sábado, 22 de septiembre de 2007

Corporaciones, agrocombustibles y transgénicos

Corporaciones, agrocombustibles y transgénicos

Gerardo Honty

La bioenergía es una de las opciones renovables que la humanidad tiene por delante para satisfacer sus necesidades energéticas. No obstante el término "bioenergía" comprende varias tecnologías algunas más eficientes y apropiadas que otras. En las condiciones actuales de la oferta y demanda de energía en el mundo, el uso masivo de las biomasas como fuente energética parece ineludible. Pero los biocombustibles tal como se están promoviendo en la actualidad, estrictamente restringidos al etanol y el biodiesel (que nosotros preferimos llamar "agrocombustibles" en virtud la materia prima y las características de los cultivos utilizados) de no parecen ser los de mejor performance desde el punto de vista energético y ambiental. Su evolución futura, para ser compatible con los objetivos de un desarrollo ambiental y políticamente sustentable, tiene que encontrar formas para conciliar varios intereses contrapuestos.

Las precauciones y debates que hoy se tienen a raíz de la emergencia de los agro-combustibles es resultado de las enseñanzas nos ha dejado la historia de la apropiación humana de la energía, especialmente durante el siglo pasado. Por estas enseñanzas hoy sabemos que sólo las razones científicas y técnicas no alcanzan, que sólo las variables económicas no son suficientes y que toda tecnología para la transformación de la energía en energía útil tiene impactos sociales y ambientales y externalidades económicas positivas y negativas.

En virtud de ello, para analizar las oportunidades y conveniencia de la producción de agro-combustibles es necesario considerar algunos temas inherentes a la tecnología en sí (la transformación de la energía solar en combustibles a partir de su apropiación por cultivos agrícolas), las circunstancias nacionales o regionales particulares, y los procesos globales que tienen influencia en el negocio.

A partir de lo anterior se abren varios puntos que deben tenerse en cuenta:

1) El balance energético de los agro-combustibles, que está asociado a la materia prima utilizada, la forma de cultivo, y la "frontera" del sistema de producción.

2) La sustentabilidad ambiental de la producción, es decir la adecuación a las condiciones ambientales locales, la conservación de los recursos naturales y los agro-ecosistemas.

3) La sustentabilidad social: la capacidad del sistema de producción y comercialización de mejorar la distribución de la riqueza y permitir la participación de los involucrados en la toma de decisiones.

4) El papel de los agro-combustibles en la matriz energética nacional.

5) El balance económico (balanza comercial, equilibrio fiscal, precios internos, etc.).

6) El conflicto con la producción de alimentos. Ya hay indicios de aumento de los precios de los productos alimentarios así como del valor de la tierra e insumos necesarios para su cultivo.

7) La influencia de los factores externos: agotamiento del petróleo y cambio climático.

Veremos en detalle cada uno de estos puntos y luego la situación del mercado de los agro-combustibles en algunos países específicos: Argentina, Brasil y Bolivia.

1) El balance energético de los agrocombustibles

No todos los vegetales captan la misma cantidad de energía solar ni tienen la misma capacidad de ofrecer la energía absorbida como energía útil a través de su transformación en agro-combustibles. Ha sido muy difundida en los últimos tiempos los diferentes contenidos energéticos del maíz dulce (principalmente utilizado en Estados Unidos) y la caña de azúcar (utilizada en Brasil) para la producción de etanol. Mientras el primero entrega menos de dos veces la energía necesaria para su producción, la caña de azúcar rinde casi 10 veces la energía que se consume en su producción. Lo mismo sucede en el campo del biodiesel donde la palma aceitera tiene un balance energético tres veces mayor que la soja y así puede seguirse con los distintos cultivos utilizados para la fabricación de los agrocombustibles.

Por otra parte, la forma de cultivo (uso de maquinaria, agroquímicos, etc.) puede insumir mayor o menor cantidad de energía en forma de petróleo, gas natural etc. Es necesario analizar el Ciclo de Vida del agrocombustible. Algunos cultivos requieren la utilización de tractores, cosechadoras, secado, destilado, transportes, etc. todo lo cual consume energía. La producción de los fertilizantes, herbicidas e insecticidas utilizados consumen petróleo, gas natural y electricidad.

La infraestructura necesaria para el procesamiento del producto agrícola en agro-combustibles, así como su transporte también inciden en el balance energético. En algunos estudios se considera hasta la energía utilizada para la fabricación del acero y el cemento necesarios para la construcción de las plantas de agro-combustibles. La inclusión o no de estos componentes y en qué proporción dependen de lo que se conoce como la "frontera del sistema" y que puede establecerse según distintos criterios (Lobato, 2007).

2) La sustentabilidad ambiental de la producción

Ya hay algunos datos que permiten afirmar que la producción de agro-combustibles avanza sobre la frontera agropecuaria. Más allá de que se prohíba o limite el cultivo en ciertas áreas la producción que se desplaza tiende a abrir nuevas tierras antes intocadas. El ministro de agricultura de Brasil Reinhold Stephanes acaba de anunciar que serán prohibidos los cultivos de caña de azúcar en la Amazonia y en el Pantanal y que se promoverá su cultivo en áreas de pasturas. Sin embargo, esto va a provocar el corrimiento de la ganadería hoy presente en esos suelos hacia las zonas vírgenes que se intentan proteger con la medida.

Por otra parte, la inserción de los cultivos para agro-combustibles en los ecosistemas tienen los mismos riesgos ambientales que cualquier otro cultivo. Los monocultivos a gran escala, el uso masivo de pesticidas y fertilizantes químicos, la utilización de maquinaria, etc. tienen un alto potencial para generar impactos ambientales negativos en el suelo, el agua y la biodiversidad. En algunos casos como la forma tradicional de cultivo y procesado de la caña de azúcar, se requiere de un uso importante de agua y la quema del follaje previo a su cosecha genera grandes cantidades de gases contaminantes (Honty y Gudynas, 2007).

3) La sustentabilidad social

Uno de los argumentos de peso para el desarrollo de los agro-combustibles es la oportunidad de desarrollo para los sectores campesinos pobres de los países en vías de desarrollo. Sin embargo, como demuestra la historia de los cultivos de otros commodities, la producción y exportación de grandes volúmenes de productos agrícolas no necesariamente redunda en una mejora de la calidad de vida de los pequeños agricultores o trabajadores rurales. Es más, en muchos casos la empeora dadas las condiciones de trabajo a las que se ven sometidos.

Si bien esta situación es apreciable en varios países y rubros agrícolas, en particular es relevante para este análisis la situación de buena parte de los trabajadores de la caña de azúcar en Brasil (base del etanol para consumo nacional y para exportación) que reiteradamente presenta casos de aberrantes condiciones de trabajo. Las autoridades brasileñas, especialmente del Estado de San Pablo principal productor de caña de azúcar, periódicamente "liberan" trabajadores rurales en situación de "esclavitud".

Por otra parte la mecanización actual y futura de las grandes plantaciones muestra que si no se toman algún tipo de medidas específicas, la mano de obra utilizada será cada vez menor en el sector. Un estudio de caso de la soja en Brasil demuestra que azúcar, mientras que en 1985 se producían 18.278 toneladas de soja con 1.694.000 agricultores, en 2004 se produjeron 49.792 toneladas con apenas 335 mil trabajadores (Schlesinger, 2006).

Por lo tanto, no puede asociarse directamente exportación de agro-combustibles con mejora de las condiciones de vida rural, si no se toman algunas medidas que aseguren la calidad del trabajo, los ingresos de los trabajadores rurales y agricultores y la mejora de la calidad de vida. Brasil está intentando algo en el caso del biodiesel con el "Sello Social" pero es aún incipiente y claramente insuficiente.

4) La inserción en la matriz energética nacional

Los agrocombustibles pueden jugar distintos papeles en distintos países de acuerdo a su realidad nacional y su inserción regional. Claramente para los países que no poseen reservas de hidrocarburos o estas son insuficientes, como puede ser el caso de Paraguay, Uruguay, Chile o Argentina, esta fuente energética puede resultar muy importante, mientras que para países ampliamente excedentarios como Venezuela, no tienen prácticamente ningún significado.

Para países con reservas pero menores, la utilización de los agro-combustibles en lugar de consumir sus reservas puede representar una buena inversión a futuro. En un futuro no muy lejano el petróleo ya no sea utilizado como combustible sino para otras aplicaciones donde no tiene sustituto como la petroquímica. Este punto se analizará más abajo.

5) El balance económico

Asociado con lo anterior, la producción de agrocombustibles puede tener un impacto positivo en países importadores de petróleo (sustituyendo el consumo interno de derivados con el consecuente ahorro de divisas), o puede generar ingresos por exportación. Esto dependerá de la realidad de cada país, de su legislación y su economía y debe ser analizado caso a caso. El efecto puede ser diferente en producciones más descentralizadas basadas en pequeños o medianos emprendimientos que en grandes concentraciones de tierras o de otros medios de producción con participación más o menos monopólica de las grandes corporaciones de agronegocios.

Por otro lado, es de esperar a futuro un aumento de los insumos agropecuarios, en parte por la propia dinámica del aumento de la demanda de agro-combustibles y en parte por la disminución de la disponibilidad de "petróleo barato" para la fabricación de agroquímicos. Considerando que la mayoría de los países latinoamericanos importan buena parte de los insumos agropecuarios es esperable un efecto negativo en su balanza comercial.

6) El conflicto con la producción de alimentos

Sin embargo, un efecto que se está comenzando a sentir es el impacto del mercado de los agro-combustibles en los precios de los alimentos y otros productos agrícolas. Esto está siendo influido, no sólo por la competencia por la cantidad de tierra dedicada al cultivo de uno u otro producto, sino por el impacto indirecto del aumento de los precios de la tierra, de los precios de los fertilizantes e insumos agropecuarios y del aumento de los precios internacionales de los mismos granos, que pueden tener usos alimentarios o energéticos, como el maíz, la soja o la caña de azúcar.

Este es un problema complejo para los países latinoamericanos. En una economía globalizada como la actual, puede ser muy difícil para un país tomar decisiones para dirigir el destino del uso de la tierra o asegurar precios accesibles para los alimentos. Si hay una demanda internacional importante de agro-combustibles que presione los precios de los granos al alza, va a ser complicado para un gobierno evitar las inversiones extranjeras, o que los grandes propietarios criollos no se orienten a estos cultivos de exportación. Esto puede limitar la producción de alimentos para consumo interno y puede conducir a un alza general de los precios internacionales de los productos alimentarios que impida el acceso a ellos por parte de la población de menores recursos económicos.

En América Latina sigue habiendo un gran problema de sub-nutrición. Según la FAO, más de 59 millones de personas estaban dentro de esta categoría entre los años 2001 y 2003. En particular en Bolivia, la tasa de crecimiento de la producción agropecuaria ha sido de 3,2% en promedio entre 1996 y 2005. Sin embargo, la producción de alimentos per capita apenas creció 1,1% en el mismo período, mientras el 23% de su población está dentro de la franja de sub-nutrición. Evidentemente esta producción estuvo orientada a la exportación, basada en monocultivos de gran escala y manejada por unas pocas grandes empresas motivadas por un mercado externo con mayor rentabilidad que el interno. El panorama de los agro-combustibles es muy parecido a esto.

"Es así que la promoción de agrocombustibles orientados a la exportación contribuirá a generar las tensiones con la producción de alimentos. Este no es un problema potencial que eventualmente podría surgir en el futuro, sino que ese tipo de oposición ya está operando en el continente, y los agrocombustibles las acentuarán. Bolivia junto a otros cuatro países representan los cuatro casos mas agudos de esa problemática: las exportaciones de agroalimentos son un alto porcentaje de sus exportaciones totales (mas del 25%) pero a la vez tienen altos niveles de subnutrición (mas de 10%). En efecto, Bolivia junto a Guatemala, Honduras, Paraguay y Nicaragua, sufren la paradoja de ser grandes exportadores de agroalimentos mientras dentro de sus fronteras hay mucha gente con problemas de alimentación" (Gudynas, 2007).

7) Los factores externos

Hay dos factores externos que están presionando para el desarrollo acelerado del mercado de los agrocombutibles en América latina: el agotamiento del petróleo (o al menos la llegada a su cenit) y la amenaza del cambio climático. Este impulso está encabezado por los países industrializados que tienen los dos problemas: son los que están obligados por el Protocolo de Kioto a reducir las emisiones de efecto invernadero y son quienes tienen el mayor consumo de petróleo, un combustible que será cada días más caro. Como la disponibilidad de tierra en estos países es insuficiente para abastecer todo su consumo, la oportunidad –junto con el problema– se traslada a los países en vías de desarrollo.

Pero vale la pena recordar que la contribución de América Latina al cambio climático es muy pequeña (7%) y que en todo caso, el sector latinoamericano que más contribuye al problema no es el de la energía, sino la deforestación, la ganadería y la agricultura (Honty, 2007). Por lo tanto, argumentar a favor e los agro-combustibles en razón el cambio climático sólo puede entenderse en el sentido de ayudar a los países industrializados a cumplir con sus compromisos, pero no como una reducción en los países en desarrollo cuyas mayores emisiones no provienen del sector energía. En este sentido vale la pena también preguntarse por el balance de carbono de la producción de agro-combustibles y su proyección en las emisiones de gases de efecto invernadero en Latinoamérica. No debe perderse de vista que las prácticas agrícolas actuales provocan una alta emisión de óxido nitroso, un gas de efecto invernadero con un potencial de calentamiento atmosférico 300 veces mayor que la del dióxido de carbono.

En algunos casos además, en virtud del balance energético que vimos en el primer punto, también el balance de carbono puede ser negativo, dada la cantidad de hidrocarburos que se requieren para alimentar la maquinaria agrícola, la producción de agroquímicos y la construcción de las plantas para la elaboración de los agro-combustibles.

Análisis de algunos países
Brasil

Sin duda Brasil es el referente para América latina –y el mundo- en materia de agrocombustibles, particularmente el etanol a partir de caña de azúcar. En 1975, en plena crisis petrolera, creó el Programa Nacional de Alcohol (Proálcool) con un fuerte apoyo para inversiones en destilerías y obligando a utilizar un porcentaje mínimo de mezcla con la gasolina. Estas y otras medidas se convirtieron en ejemplo para el mundo sobre las posibilidades técnicas y económicas del uso del alcohol de caña de azúcar. Ha sido por varios años el primer productor mundial, y actualmente es el segundo, después de Estados Unidos; permanece como primer exportador mundial. La producción está en el nivel de 18 mil millones litros, y cuenta con 18 millones de vehículos que utilizan alcohol en mezcla con gasolina y 3,5 millones en forma pura. Desde el año 2003 existe en Brasil la tecnología "flexfuel" que permite al automovilista utilizar la mezcla en cualquier proporción, lo que ha fomentado el uso de esos combustibles. Si bien la experiencia tuvo altibajos provocados por las caídas y alzas de los precios del petróleo, el desarrollo tecnológico y del mercado permitió que los precios del alcohol actualmente sean competitivos con los de la gasolina a nivel internacional. La fuerte reducción de los costos observada en la producción de bioetanol en Brasil se debe a varios factores, tales como el aumento en la productividad agroindustrial (bioetanol por hectárea cultivada), que en los pasados 30 años creció a una tasa de 3,7% anual, el bajísimo costo salarial y la externalización de los impactos ambientales.

El bioetanol se obtiene esencialmente a partir de caña de azúcar. El área total de cultivo es de 6,4 millones has, y un 7,6% se dedica al bioetanol. La productividad está en el orden de los 6 mil litros por hectárea. El sector logró ingresos de 8.3 mil millones de dólares, que representa 1,6% del PBI total; se ha indicado que cuenta con 3,6 millones de empleos directos el caso del biodiesel, Brasil lanzó su programa en una fecha más reciente (2003). En 2005 estableció por ley la obligatoriedad de adicionar el 2% de biodiesel al gasoil comercializado a partir de 2008 y 5% en 2013. Brasil posee una amplia variedad de posibles cultivos de donde extraer biodiesel, que incluyen la soja, palma africana, ricino y colza.

Argentina

Argentina aprobó en el año 2005 el Programa Nacional de Biocombustibles que establece un régimen de promoción para la producción y uso de por un período de 15 años. El plan incluye incentivos fiscales, la creación de una institución para fomentar las investigaciones y normas de calidad entre otros temas. El bioetanol deberá ser mezclado en una proporción de 5% como mínimo en la gasolina por lo que se estima una demanda de 200 mil m3 de etanol para el año 2010. A diferencia de lo que ocurre en Brasil, la principal materia prima del bioetanol sería el maíz, aunque también se cultiva caña de azúcar, y su área podría aumentarse.

En el caso del biodiesel también la legislación define la mezcla de un 5% en el gasoil para el año 2010, unos 700 millones de litros de biodiesel que provendrán de 1,3 millones de hectáreas de soja. El país es un gran exportador y procesador de soja, y por lo tanto tiene muchas potencialidades (el área sojera está estimada en 15,8 millones has en 2006/07). Existe producción a escala local, para uso dentro de las mismas empresas. En Mayo 2007 tuvo lugar la primera exportación comercial, de 200 mil litros de biodiesel de soja hacia Alemania, por 1,75 millones de dólares.

Bolivia

En Bolivia se cultiva tanto caña de azúcar como soja, y por lo tanto los potenciales de expansión son altos. Existen por lo menos 17 destilerías en construcción para producir bioetanol, y se ha registrado exportaciones de por lo menos 50.000 m3 de etanol por año.

En esta discusión también se deben contemplar los aspectos energéticos. Es posible entender la necesidad de agrocombustibles en aquellos países que tienen un importante déficit energético, o que no tienen hidrocarburos, y por lo tanto necesitan generar sus propios combustibles para no depender de importar un petróleo cada vez más claro (como es el caso de Chile o Uruguay). Pero ese no es el caso de Bolivia, ya que el país cuenta con muchos recursos hidrocarburíferos. Las dificultades nacionales no están en la disponibilidad de esos energéticos, sino en su extracción, procesamiento y distribución dentro del país.

Algunas condiciones para una producción de agrocombusibles beneficiosa:

1) No invadir zonas protegidas o de fragilidad ecosistémicas, ni desplazar otras producciones que lo pudieran hacer.

2) Sistemas de cultivos que no degraden el suelo, el agua ni la biodiversidad, preferentemente sistemas agroecológicos u orgánicos de bajos insumos, que no utilicen variedades transgénicas.

3) Escalas de producción que permitan mantener los otros cultivos alimentarios y otros usos del suelo.

4) Establecimiento de sistemas de control y monitoreo que aseguren las condiciones de trabajo, los ingresos y la calidad de vida de los agricultores y trabajadores rurales.

5) Control de precios internos de los productos alimentarios.

Referencias bibliográficas Gudynas E., 2007: Biocombustibles en Bolivia: Tensiones entre los sueños exportadores y las realidades nacionales. Publicado en BolPress, 02/06/07. http://www.agrocombustibles.org/publicaciones/GudynasBiocombustiblesBoliviaJunio07.pdf
Honty G. 2007. América Latina ante el cambio climático. Observatorio de la Globalización. CLAES/D3E, Marzo 2007. http://www.energiasur.com/cambioclimatico/ODGlbz4CambioClimaticoHonty.pdf
Honty G. y Gudynas E., 2007. Agrocombustibles y Desarrollo Sostenible en América Latina. En http://www.agrocombustibles.org/conceptos/AgroCombustiblesClaesOdelD07.pdf
Lobato V., 2007- Metodología para optimizar el análisis de materias primas para biocombustibles en el cono sur. Montevideo. PROCISUR – IICA.
Schlesinger, S. 2006. O gras que cresceu demais. A soja e seus impactos sobre a sociedade e o meio ambiente. FASE, Rio Janeiro.

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Saludos
Rodrigo González Fernández
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