viernes, 30 de mayo de 2008

MIENTRAS EN Chile aún no entramos en la primera generación de biocombustibles en el mundo avanzado ya se habla de la cuarta generación

biocombustibles

MIENTRAS EN Chile aún no entramos en la primera generación de biocombustibles en el mundo avanzado ya se habla de la cuarta generación

Los «biocombustibles de primera generación» utilizan materias primas de uso alimentario (como el maíz, la caña de azúcar o la soja) y tecnologías de proceso como la fermentación (para el etanol) y la transesterificación (para el biodiésel).

Los «biocombustibles de segunda generación» se obtienen a partir de materias primas que no tienen usos alimentarios (el Panicum virgatum o el álamo) y semillas oleaginosas no comestibles (la jatrofa) por las vías convencionales antes mencionadas y por medio de procesos termoquímicos (para la producción de «biocombustibles sintéticos» líquidos).

Los «biocombustibles de tercera generación» utilizan métodos de producción similares en cultivos bioenergéticos específicamente diseñados o «adaptados» (a menudo por medio de técnicas de biología molecular) para mejorar la conversión de biomasa a biocombustible. Un ejemplo es el desarrollo de los árboles «bajos en lignina», que reducen los costes de pretratamiento y mejoran la producción de etanol, o el maíz con celulasas integradas.

Los «biocombustibles de cuarta generación» simplemente llevan la tercera generación un paso más allá. La clave es la «captación y almacenamiento de carbono (CAC)», tanto a nivel de la materia prima como de la tecnología de proceso. La materia prima no sólo se adapta para mejorar la eficiencia de proceso, sino que se diseña para captar más dióxido de carbono, a medida que el cultivo crece. Los métodos de proceso (principalmente termoquímicos) también se combinan con tecnologías de «captación y almacenamiento de carbono» que encauza el dióxido de carbono generado a las formaciones geológicas (almacenamiento geológico, por ejemplo, en yacimientos petrolíferos agotados) o a través del almacenamiento en minerales (en forma de carbonatos). De esta manera, se cree que los biocombustibles de cuarta generación contribuyen más a reducir las emisiones de GEI (gases de efecto invernadero), porque son más neutros o incluso negativos en carbono si se comparan con los biocombustibles de las otras generaciones. Los biocombustibles de cuarta generación encarnan el concepto de «bioenergía con almacenamiento de carbono».

En consecuencia, en Chile hay que apurar el tranco.

CONSULTEN, OPINEN , ESCRIBAN LIBREMENTE
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en RSE de la ONU
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