sábado, 11 de diciembre de 2010

Congreso de EE.UU. podría obstaculizar acuerdo climático logrado en CancúnParlamentarios republicanos, que ocupan la mayoría de la Cámara de Representantes, se muestran reacios a aplicar políticas para reducir emisiones e incluso buscan frenar ayuda

Congreso de EE.UU. podría obstaculizar acuerdo climático logrado en Cancún

Parlamentarios republicanos, que ocupan la mayoría de la Cámara de Representantes, se muestran reacios a aplicar políticas para reducir emisiones e incluso buscan frenar ayuda internacional.

AP
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Sábado 11 de Diciembre de 2010 13:57

CANCUN, México.- Aunque los exhaustos delegados que asistieron a la cumbre climática afirman que el acuerdo alcanzado en Cancún sobre clima tras arduas negociaciones fue un "paso adelante", éste puede chocar con un difícil obstáculo: el Congreso estadounidense y su nueva mayoría republicana.

La inminente toma de control republicana de la Cámara de Representantes de Estados Unidos fundamentalmente excluye cualquier nuevo pacto jurídicamente vinculante que obligue a reducir sus emisiones, tanto al país como a otros grandes emisores de gases causantes del calentamiento global.

La situación política norteamericana apenas se mencionó durante las horas interminables de discursos en la conferencia de la ONU, a pesar del papel crucial de Estados Unidos sobre cómo enfrentará el mundo con lo que los documentos finales de Cancún calificaron como "uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo".

Pero no todo el mundo se refrenó al hablar. Los gobiernos del Pacífico tuvieron que clamar por ayuda, ante el crecimiento del nivel del mar por el calentamiento, que amenaza especialmente a las naciones isleñas.

Marcus Stephen, presidente de la República de Nauru -un estado de Micronesia, situado en el central del océano Pacífico-, dijo con tono desesperado que hay "gobiernos en un punto muerto debido a divisiones ideológicas". Enele Sopoaga, viceprimer ministro de Tuvalu -en la Polinesia, entre Hawai y Australia- se refirió a las "políticas atrasadas" de una nación industrializada a la que no mencionó por nombre.

Un amigo de Estados Unidos, el primer ministro de Etiopía, Meles Zenawi, le dijo a los delegados que no importa "si el Congreso norteamericano está controlado por tal o cual partido", pero la verdad es que sí importa.

Muchos republicanos desestiman las fuertes evidencias científicas del calentamiento causado por la actividad humana en el planeta. Justo cuando comenzaba la conferencia de dos semanas en Cancún, cuatro senadores republicanos en Washington enviaron una carta a la secretaria de Estado Hillary Rodham Clinton para demandar que se congelen unos 3.000 millones de dólares en ayuda climática estadounidense prevista para 2010 y 2011.

Los senadores calificaron la ayuda de un "paquete internacional de rescate por el cambio climático". ¿Cómo llamarían entonces a los planes internacionales de financiamiento a largo plazo aprobados en la conferencia de Cancún, por 100.000 millones de dólares anuales hasta 2020?

Para que el mundo acuerde un nuevo tratado amplio con recortes más profundos que los acordados en Kioto, cuyas metas expiran en 2012, el Congreso de Estados Unidos debe aprobar una ley que limite sus emisiones industriales de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero.

"No creo que eso vaya a suceder de inmediato", dijo en Cancún el sábado por la madrugada Todd Stern, el principal negociador estadounidense.

El logro principal de Cancún fue decidir la creación, salvo detalles por pulir, de un Fondo Verde Climático que se encargará de administrar las decenas de miles de millones de dólares que se espera se destinen al apoyo climático.

Este enfoque comenzó gradual y lentamente el año pasado durante la cumbre climática de Copenhague, cuando Estados Unidos, China, otros grandes contaminadores y algunos pequeños se comprometieron a aplicar reducciones voluntarias de emisiones.

Algunos dicen que esta será la forma en la que se podrá combatir el calentamiento global, no con tratados piramidales y vinculantes legalmente, sino con metas autoasignadas y acuerdos bilaterales que ayuden a crear economías con baja producción de carbono y metas establecidas por las próximas cumbres del G20.

Si el mundo se involucra en tales actividades voluntarias, según este pensamiento, ayudaría a la protección del clima, pero los científicos hacen mejor los números que los políticos.

Los cálculos más recientes de los científicos de la ONU muestran que los compromisos actuales de reducción de emisiones, incluso si se cumplen todos, apenas conseguirán que el mundo cumpla la mitad del objetivo de contener el aumento de las temperaturas a niveles peligrosos.

La promesa de Estados Unidos -que se basa en la acción del Poder Ejecutivo, no del Congreso- es de sólo el 3% de reducción de emisiones por debajo de los niveles de 1990.
Si se hace muy poco, los científicos de la ONU prevén un aumento de las temperaturas de hasta 6,4 grados centígrados (11,5 grados Fahrenheit) para 2100.

En un recordatorio oportuno de lo que está en juego, la NASA informó la semana pasada que el periodo de enero a noviembre de 2010 fue el más cálido a nivel mundial del que se lleve registro en 131 años. A ese ritmo, el clima se convertirá en un elefante que nadie podrá subestimar.


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Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
Diplomado en "Gestión del Conocimiento" de la ONU

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