lunes, 17 de noviembre de 2008

RSE: Nuevas realidades, nuevas actitudes

responsabilidad social empresarial

Nuevas realidades, nuevas actitudes

La dimensión ambiental: ¿Limitaciones o nuevas oportunidades?


Por IARSE
 

El mundo está cambiando y la empresa no es ajena a este cambio. Conceptos tales como el desarrollo sostenible, diálogo con los grupos de interés, fondos de inversión socialmente responsables, comercio justo, balances sociales y reportes de sostenibilidad, ecoeficiencia, mecanismos de desarrollo limpio (MDL), mercado de bonos de carbono, negocios inclusivos con la base de la pirámide, indicadores de RSE, erradicación del trabajo infantil en la cadena productiva, trabajo decente, etc., no pueden ser fácilmente dejados de lado en la gestión empresarial ya que se transforman en riesgos cuando no se los considera, oportunidades de nuevos negocios cuando la empresa se abre a las nuevas expectativas y también, muy concretamente pueden convertirse en restricciones y penalidades a la hora de expandirse a mercados que están tomando en consideración los aspectos antes señalados.

 
Crece la conciencia sobre lo que implica para el mundo las consecuencias del  Calentamiento Global, los informes del IPCC (1) dan cuenta de ello, el Reporte Stern (2) llama la atención respecto a los costos económicos que implicará el continuar haciendo negocios a la usanza actual (Business as Usual), numerosos estudios del IIED (3) nos informan respecto al impacto que estos cambios tendrán sobre los más pobres de los pobres, el World Economic Forum en sus informes sobre Latino América (4) destaca a la cuestión ambiental entre los factores de riesgo de la región que necesitan ser abordados para continuar creciendo, integrarse a la economía global y generar un desarrollo más inclusivo en un continente que presenta excelentes oportunidades si se aboca a enfrentar sus retos con más inversión, innovación, más educación para desarrollar las nuevas capacidades, contemplando al mismo tiempo en el desarrollo de los negocios rigurosos principios de sostenibilidad.


Estos cambios se reflejan en el mercado. La OCDE ha definido lineamientos para las corporaciones multinacionales en materia ambiental que impactan a lo largo de la cadena productiva.

 
Se han creado fondos de inversión socialmente responsables que califican a las empresas por su desempeño ambiental, social y de responsabilidad social corporativa (SRI), Naciones Unidas creó recientemente los Principios de Inversión Responsable (Unpri) (5). El acceso a la financiación, se condiciona crecientemente al desempeño en materia ambiental; cada vez son más las empresas que certifican ISO 14000 y que reportan su desempeño económico, social y ambiental conforme a la metodología de Global Reporting Initiative (GRI) para informar sobre su triple cuenta de resultados a sus principales públicos de interés. 
 

Habrá que ver cómo se resuelve la presente crisis internacional pero todo indica que se incrementarán las regulaciones y que la demanda por información confiable sobre empresas y mercados será mucho mayor que la existente hasta el presente. Al respecto, Yvo de Boer, Secretario General de la Convención de las Naciones Unidas para el Cambio Climático (UNFCCC) en su participación en la "Cumbre sobre el Cambio Climático Desarrollo y Transferencia Tecnológica" (6) -realizada el 7 y 8 de noviembre de 2008 en  Pekín- reconoció que la crisis económica y financiera mundial tendrá un impacto innegable en la lucha sobre el cambio climático, pero también destacó que "la crisis es una oportunidad para pasar de las inversiones tóxicas a las inversiones limpias" haciendo referencia a la necesidad de aportar a un modelo de crecimiento económico sostenible (7). En la misma conferencia el ex presidente de Chile Ricardo Lagos, reclamó que en la próxima cumbre del G-20 a realizarse en Washington para abordar la crisis financiera,  también se regule sobre cambio climático (8).


A todo ello, se suma una generalizada mayor conciencia sobre los derechos individuales y colectivos, que va acompañada del consiguiente incremento del activismo para lograr su efectivo ejercicio. Crecen en el mundo las organizaciones de consumidores que defienden el acceso a la información sobre la composición y seguridad de los productos; exigen calidad en los servicios y transparencia en la información que se les brinda en el etiquetado de los productos y en las páginas de Internet de las empresas; reclaman también eficiencia y accesibilidad a los servicios de atención al cliente para responder a sus reclamos y nuevas necesidades. Páginas web, blogs, foros, premios internacionales al los "Malos Productos" (9) se ocupan de diseminar información para un creciente número de consumidores responsables. La información que no brindan las empresas es expuesta por activistas de distintos puntos del planeta vía Internet para la comunidad global.


Los aspectos anteriormente señalados no son ajenos a la percepción del empresariado y pueden constituir un riesgo o una gran oportunidad para generar valor en la triple cuenta de resultados.


Siendo la cuestión ambiental parte de la integralidad de la gestión de la responsabilidad social empresaria -entendida ésta como la consideración del impacto global de la actividad económica en la sociedad que se formaliza en políticas corporativas y sistemas de gestión que contemplan la rentabilidad del negocio, la creación de valor en la sociedad y el equilibrio ambiental- bueno es tener presentes los beneficios que se derivan de una buena gestión en este campo, cuando se establece una relación sinérgica entre empresa y sociedad que persigue beneficios competitivos para ambos.
 

El establecimiento de relaciones transparentes y de calidad con los principales públicos de interés:  
Con clientes y consumidores ante el desarrollo de una mayor conciencia ambiental y la consiguiente demanda de información respecto al impacto ambiental de productos y servicios, así como la preferencia de productos de empresas amigables con el medio ambiente. 
La mejora de las relaciones internas y externas de la compañía vía la minimización de riesgos por impactos ambientales.

La renovación permanente de la "licencia para operar"

El mayor compromiso del público interno y la mejora del clima laboral al contar con ambientes seguros de trabajo. El mantenimiento de relaciones transparentes con organizaciones ambientalistas para abordar la tensión entre desarrollo económico y conservación.
La mejora de las relaciones con gobiernos y organismos reguladores en materia medioambiental. 
 

Mejora en la competitividad, eficiencia y reducción de costos vía la ecoeficiencia con lo que ella implica al optimizar la utilización de recursos, la reducción de la contaminación y el tratamiento de los desechos industriales. (Reducir, Racionalizar, Reciclar).


Permite calificar para acceder a financiamiento y fondos de inversión que contemplan exigencias de criterios ambientales y sociales en la gestión de las empresas.Facilita el acceso a mercados cada vez más competitivos y ambientalmente conscientes.


Permite integrar y permanecer en la cadena de valor de grandes compañías que precisan dar cuenta de su desempeño ambiental.Contribuye a identificar de nichos de inversión y de negocios innovadores que tienen que ver con las nuevas oportunidades que se abren para enfrentar los desafíos que implica el calentamiento global.
Desde el IARSE siempre decimos que a la RSE se entra por convicción cuando hay una clara visión de los factores que llevan a la consideración de los impactos económicos, sociales y ambientales; por conveniencia cuando se entiende que ignorar los desafíos del entorno implica un riesgo para la operación; o por coerción cuando se tiene que dar respuesta reactiva para evitar sanciones, penalidades o adecuarse a las nuevas regulaciones, pero cualquiera sea la puerta de entrada la RSE llegó para instalarse.
 

Un estudio de IBM (10) dado a conocer en Mayo del 2008, revela que las empresas buscan sostener el crecimiento de la mano de la Responsabilidad Social. El 68% de los líderes encuestados ve a la responsabilidad social corporativa como una oportunidad y una plataforma de crecimiento. El 65% reconoce que estas iniciativas pueden tener un impacto financiero positivo en sus ingresos o resultados y 54% cree que les ofrecen una ventaja competitiva.
 

Y, mientras se va instalando, no deberíamos perder de vista que una gestión ambientalmente responsable constituye el camino al crecimiento y al desarrollo considerando valores esenciales que hacen a la sostenibilidad del conjunto: el respeto a la vida y a la naturaleza que nos sostiene.

 

Alicia Rolando de Serra
Directora de Investigación y Desarrollo IARSE
arolando@iarse.org
www.iarse.org 


 
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